Decía la vid al podador: << ¿Por
qué me cortas? ¿Por qué me haces sufrir? ¡No me martirices, y
déjame crecer a mi modo! >> Respondió el viñador: <<Si te corto, si
te hago llorar, en cambio, este otoño serás riquísima en racimos. Si en vez de
eso te dejase crecer a tu gusto, por ahorrarte hoy un poco de dolor, no
producirías otra cosa que pámpanos inútiles, sin uva. >>
Besa, niña, con cariño como a tu mejor
amiga a las personas que te corrigen, y no le guardes rencor. Porque eres como
la vid, que no da sabrosa fruta si sus sarmientos no amputa la mano del
podador. No importa la edad que tengas, siempre se cruzaran personas y te
enseñarán. Porque las personas no se cruzan por casualidad en la vida.
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