jueves, 4 de julio de 2013

Ecuador-Manabí-Diferente, particular, peculiar, especial en ser manabita.


Manabí es una región geopolítica con personalidad propia, diferente a cualquier otra región o provincia del país y en ella habita un grupo humano con virtualidad especial que lo distinguen del resto de ecuatorianos: el manabita, “romántico, soñador y enamorado de su tierra; manabita culto, artista, escritor, maestro o poeta; todo ello, producto de esta simbiosis maravillosa: la fusión hombre-naturaleza, que constituye sin lugar a dudas la identidad indiscutible del hombre manabita” , como categóricamente afirma Darío Moreira Velásquez, un intelectual portovejense a quien le fuera otorgado la Medalla de la UNESCO, lo mismo que al chonero Gonzalo Abad Grijalva, por sus decididas intervenciones para el reconocimiento de Quito como Patrimonio Cultural de la Humanidad.


Asumir la identidad

Rescato el llamado de la ilustre y connotada historiadora Carmen Dueñas de Anhalzer: “Los manabitas debemos vivir nuestra identidad, no mistificarla, sino asumirla con una actitud crítica para sentirnos fortalecidos en este proceso de globalización. Tener conciencia de lo que somos y hacia dónde vamos. La identidad manabita significa mirar el futuro. Modernizarnos significa vigorizar nuestra identidad, recuperar la estética de nuestra vida y de nuestras viviendas a las que hemos permitido que se rodeen de basura”.

“La identidad es valorizar lo nuestro, estar conscientes de quiénes somos y asumir los nuevos compromisos como la de convertirnos en una sociedad civil fuerte que defienda los derechos humanos, que asimile los aportes de la interculturalidad porque la identidad es algo vivo. En Manabí, la identidad manabita es horizontal, un producto de todos los sectores sociales, porque es tan vigorosa y tan eterna.”

Designada “Historiógrafa manabita” por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, sus obras “Marqueses, cacaoteros y vecinos de Portoviejo". Editorial Abya Yala, Ecuador, 1997; y “Soberanía e insurrección en Manabí”, Editorial Abya Yala, FLACSO, Ecuador, 1991, deberían ser de obligada lectura para los manabitas.

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