lunes, 15 de julio de 2013

CUENTO DÉCIMO: La tapia del jardín.



        Un sacerdote que vivía en el campo tenía un jardín muy lindo, y, en vez de resguardarlo poniendo vidrios en la tapia, colocó enredaderas que daban flores muy bonitas, como pasionarias y campanillas. Algunos le preguntaron:

-¿Por qué en vez de colocar vidrios circunda usted su jardín con flores?-

Respondió el cura:

-Porque el amor al prójimo pide, y la caridad ordena, alejar a los indiscretos sin ofenderlos, por eso coloco yo flores a su alcance, para que  puedan cogerlas sin necesidad de saltar la tapia.

Así una niña debe ser siempre amable con todos, aun con las personas indiscretas. Los modales de las niñas bien educadas deber ser como la tapia del jardín del Cura: flores, y no espinas.

Es un jardín hermoso, niñas, el alma y el cuerpo es el cercado que le resguarda y guardaréis las flores que tiene dentro. 




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