Carolina es una niña que tiene miedo de
andar a oscuras, y se asusta de un ratón que pudiera correr las esquinas de la casa o de una hoja
que se mueva. ¡Qué tonta! ¿No es verdad? Una noche su mamá le dijo:
-Ve
a la cocina y tráeme el plato de las uvas, que está en un rincón de la despensa.
¿Y
voy a ir sin luz?
-¿Qué
falta te hace la luz para ir a la cocina?
La
niña se marchó entonces despacio, y aún no había pasado un minuto cuando volvió
corriendo y sin el plato de las uvas.
-¿Qué
te pasa?-Le dijo su mamá.
-¡Que
allí, en la cocina-respondió Carolina,-hay una cosa blanca que se mueve!
Entonces
la mamá llevó a la niña a la cocina, y le hizo ver que la cosa blanca era una
camisa puesta a secar en una cuerda, que se agitaba por el viento que soplaba
desde la ventana abierta.
El
miedo, no lo dudes, es una cosa que jamás aprovecha, y siempre estorba. Solo el proceder incorrecto debe, niña, causarte horror y espanto.
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