Antigua comunidad indígena que entre los años 500 a .C. y 1531 d.C. habitó
las zonas comprendidas entre el cabo de San Francisco, en Esmeraldas; hasta el
norte de Manabí.
Se desarrolló en una zona de colinas boscosas y
extensas playas que facilitaron a sus integrantes la recolección de recursos
tanto de la selva como del mar. Uno de los sitios más importantes se encuentra
en San Isidro, cerca de Bahía de Caráquez.
Aunque no existe evidencia directa relacionada con
la forma de construcción de sus poblados y tipos de casas, los investigadores y
arqueólogos han llegado a la conclusión de que sus viviendas fueron construidas
sobre colinas, con “el frontis abierto y una cumbre ligeramente cóncava,
cruzada por dos cortas vigas...” (Pedro I. Porras.- Arqueología del
Ecuador, p. 155).
Sus figurillas de cerámica son un invalorable
documento visual que refleja claramente la vida cotidiana en Jama-Coaque. Sus
formas humanas, zoomorfas, mezclas de los humano y animal; detalles de trajes y
adornos expresiones, etc. revelan algunos aspectos de estas lejanas vidas.
Muchas de estas figuras llevan atuendos muy vistosos llegando a constituir una
moda aborigen espectacular por sus grandes tocados, túnicas que cubren piernas
y brazos, collares, brazaletes, orejeras, además de un arte plumario muy
elaborado. Trabajaron además el oro y otros metales con muy delicada y
artística técnica, tal cual se puede apreciar en sus orejeras, collares,
pectorales, narigueras, cascos y muñequeras.
La riqueza expresiva y estética de sus
representaciones en oro y cerámica ha llevado a que se afirme que Jama-Coque es
una cultura indígena muy barroca, y que se la considere como un núcleo
importante del arte del antiguo Ecuador.
La presencia de muchos objetos como fantásticas
máscaras de arcilla con representaciones felinas y humanas, figurillas que
representan a importantes personajes como sacerdotes, brujos y chamanes;
maquetas en cerámica de posiblemente de modelos de templos, evidencia la gran
importancia que tuvieron en la cultura Jama-Coaque los ritos o cultos
ceremoniales, constituyendo importantes formas de mediación entre lo humano y
divino.
En la cultura Jama-Coaque se manifiestan algunas de
las antiguas costumbres ceremonias de la América indígena, íntimamente ligadas
a la música y danza, a las que daban un carácter más religioso o mágico que
estético. Algunas figurillas Jama-Coaque de músicos y danzantes, por sus bellos
pendientes y compleja vestimenta sugieren esta importancia ceremonial.
Fue
justamente un poblado en el sector de Jama, el primer asentamiento urbano que
el piloto Bartolomé Ruiz divisó en 1526, cuando por primera vez llegó a estas
regiones.
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