jueves, 4 de julio de 2013

Ecuador-Manabí-Diversidad.

La diversidad del manabita es otro poderoso argumento de su identidad regional porque en ella encuentra la razón de su propio modo de ser.

Vinculados poderosamente con su hábitat, recinto, parroquia o cantón por ser la tierra de la “querencia”, de la familia, del nacimiento, del amor y de muerte, el manabita crea su primera identidad: Familia-tierra.

La familia tiene pasado, recursos, apellidos, tierra; la tierra tiene historia. Familia y tierra van generando esa “querencia”, única y especial que se trasluce en mitos, leyendas, historias e identificaciones.

La identidad por lo local es un factor primordial de la diversidad que se estructura en la identidad cantonal. Ese mismo mecanismo de lo local a lo cantonal va a configurar esa identificación profunda y telúrica por su tierra regional, por su provincia, como conciencia compartida, una conciencia de pertenencia a la región provincial, resultado de un largo proceso que se inicia en la prehistoria de América, se condiciona durante la conquista, se refuerza durante la colonia, se vigoriza durante las luchas de la independencia, explosiona durante la República del siglo XIX como revolución alfarista y, es hoy, una “ideología manabita”desarrollada sobre la territorialidad y la etnicidad.
La unidad en la diversidad es fácilmente entendible por los manabitas pero difícilmente comprensible para los no manabitas que argumentan “división o localismos”.

Referente a la identidad local, Manuel Espinoza A. sostiene: "La noción de identidad social sólo tiene sentido e importancia en contextos de diversidad y en situaciones de contraste o confrontación entre grupos diversos. Consecuentemente, la noción de identidad presupone diferencias socioculturales objetivas, remitiendo en primer lugar a éstas, las mismas que existen antes e independientemente que haya o no conciencia sobre ellas. Las especificidades socioculturales objetivas definen la diferencia y conforman el bagaje cultural genuino de un grupo."

De mis experiencias y observaciones a lo largo de varios años recorriendo Manabí, he sacado algunas conclusiones que justifican las diversidades locales siendo al mismo tiempo, fuente y fortaleza del modo de ser y del modo de pensar del habitante provincial. Este arraigo, esta querencia, este modo de pensar, de sentir y de obrar como manabita, a lo largo del tiempo en este espacio geográfico ha ido configurado esta identidad cultural y esta ideología manabita.

En esta urdimbre regional, objetivamente, las características del entorno geográfico influyen para que el manabita tenga su propio modo de ser, producir y sentir:

• Eminentemente localista, identifica su arraigo con la tierra de su heredad de manera tal que, en el interior de su territorio la fortaleza de su identidad es cantonal para diferenciarse de los otros, aunque al salir de la provincia, se enorgullezca e identifique como manabita.




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