lunes, 15 de julio de 2013

CUENTO DÉCIMOQUINTO: Las equivocaciones.


CUENTO DÉCIMOQUINTO: Las equivocaciones.

        Paulina aprendía el dibujo, y su papá le dio una estampita para que la copiase. La estampa representaba una casita, y la niña la dibujo tan mal, que todos los que la vieron se echaron a reír. Entonces Paulina, muy desconsolada, empezó a llorar a lágrima viva.

-¿Por qué lloras?-le pregunto su papá.

-Porque me he equivocado-dijo la niña, -y no lo he hecho bien.

-No llores por eso-dijo el papá sonriendo:-procura hacerlo mejor otra vez, y no te desanimes nunca, porque así es como se aprenden todas las cosas.

Desde aquel día Paulina buscó el medio de hacerlo mejor; se fijó bien en todos los rasgos del dibujo, y llegó a aprender perfectamente.

¿Empiezas una obra?

Nunca te arredres por más dificultades que en ella encuentres. Todo se alcanza a fuerza de trabajo y de constancia. Solo es cuestión de encontrar el buen consejo y no el juzgador de tu obra de la vida. 



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