lunes, 8 de julio de 2013

El despertar de Amparito.



Amparito es muy madrugadora. Su mamá la ha acostumbrado a acostarse tempranito y a madrugar, porque esto da salud y buen humor.

En cuanto su mamá la llama se levanta, sin hacerse la dormida ni quejarse, porque sabe que eso no está bien hecho y que sólo lo hacen las niñas holgazanas. Al abrir los ojos ve a su lado a su cariñosa mamá, que la mira sonriendo.

        Entonces la niña dice: ¡Buenos días, mamá! Alza la cabeza, besa a su mamita, y ésta la besa a ella también.

        Entonces Amparito se arrodilla en la camita frente a la imagen de la Virgen del Carmen, pidiendo salud y alegría para sus padres y para todos sus parientes y amigos. Da gracias a Dios por haberle permitido ver un nuevo día; reza con las manos juntas, con devoción y recogimiento, porque sabe que se dirige al mismo Dios; habla con el corazón porque sabe que Dios penetra nuestros más ocultos pensamientos. Le da gracias por los beneficios recibidos, porque sabe que todos vienen de él.

Dios es bueno infinitamente bueno; es padre cariñoso de tosas las criaturas; y oye la plegaria de la niña que eleva hacia él su corazón.

Dios lo ve todo, lo sabe todo, y para él nada es imposible. Puede hacer que del mal nazca el bien, y cambiar el llanto en alegría. Dios quiere mucho a las personas que son buenos, dóciles y obedientes; prodiga beneficios sobre ellos y sobre sus padres, les da fuerza para resistir el dolor en los días de desgracia, y está a su lado en las horas de alegría.



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