En cuanto
Amparito está vestida se dirige a donde está su papá, y le da los buenos días y
un beso. Después se sienta para tomar el desayuno, y su mamá le coloca la
servilleta. No se mancha ni se embadurna al comer, y lo hace despacio, sin
mostrar ansia ni glotonería.
Cuando termina el desayuno recoge para
los pobres los pedazos de pan que sobran-pero nunca dispone de ellos sin pedir
antes permiso a su mamá,-y las migas para los pajaritos y para el perro. Nunca
da a los animales el pan que sobra después de la comida, porque su mamá le
enseña a no dar a los gatos ni a los perros lo que puede servir para los
pobres.
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