viernes, 12 de julio de 2013

CUENTO DOS: La niña soberbia castigada.



        Teresita era una niña un poco soberbia. Cuando salía a paseo iba siempre como loca, sin hacer caso de sus papás; así es que a lo mejor tropezaba y se caía, o metía los pies en los charcos, y volvía a su casa llena de salpicones en las botas y en el vestido. Muy a menudo tropezaba con las personas, y siempre estaba en peligro de que le ocurriese alguna desgracia.

Una vez puso un pie en un hoyo y cayó al suelo, haciéndose un chichón en la frente.

Algo peor fue lo que le pasó otro día. Iba a casa de una tía suya, y la criada la cogió de la mano para que no se metiese en los charcos, porque había llovido; pero la niña, para desprenderse, dio un mordisco a la pobre mujer, y por correr violentamente, tropezón con un perro que estaba royendo un hueso, y que acometió a la niña, mordiéndola furiosamente en la pantorrilla. ¡Imaginad el espanto de Teresa y de sus papás! Se temía que el perro estuviera rabioso, así es que la niña hubo de ser acostada boca abajo, y con un hierro ardiendo le abrasaron la carne viva alrededor de la mordedura.

Pensad en el dolor y en el sobresalto de la pobre Teresa, y acordaos del refrán que dice:

“Quien es causa de su mal quéjese de sí mismo”.

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