Antes
de salir a paseo Amparito se mira al espejo con mucho cuidado. Se mira el
peinado. Los zapatitos, el vestido, para ver si están limpios: así, cuando sale
a la calle va siempre limpia y bien arreglada.
Si el papá o la mamá la hacen esperar
algún tiempo, no da señal de impaciencia. Por la escalera dala mano al papá o a
la mamá. Nunca va detrás de ellos, ni arrastra los pies por el suelo al andar,
ni anda a saltos, ni corre más de lo que es debido. Va derecha, guardando la
debida compostura y atención. Tiene cuidado de mirar dónde pisa, para no
tropezar con alguna piedra, o meterse en un charco, o poner el pie en alguna
cosa que pueda mancharla, y evita cuidadosamente tropezar con las personas que
van por la calle.
Habla, pero no es charlatana cuando
quiere saber algo, pregunta; pero nunca señala con el dedo a las personas ni a
las cosas. Ríe, pero sin prorrumpir en carcajadas ruidosas y exageradas. En
fin: Amparito, sin renunciar a la alegría propia de la niñez, es siempre
formal.
Amparito se acredita en todas partes de
niña bien educada. Así, quien la ve tan formalita la elogia y elogia a sus
papás, que tan bien la han enseñado.
En paseo y en visita muestra prudencia
exquisita. Sé modesta sin ficción y amable sin presunción y viste con
elegancia, pero sin vana arrogancia. Quienes aprecien tu feminidad, belleza y
cultura, no podrá eludir el don encantador y seductor de estas normas. Aunque
siempre estarán los ignorantes, que se sentirán acomplejados, observados y
criticados por tu mirada y observancia del entorno, porque carecen de este aprendizaje que se
transforma en conocimiento y el conocimiento de las emociones humanas y de la
cosas es lo que da la seguridad en la persona que porta tal conocimiento.
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