lunes, 15 de julio de 2013

CUENTO TERCERO: La niña bonita y la niña fea.



        Una señora tenía dos niñas, llamadas Elisa y Paquita. Elisa era un modelo de belleza; sus cabellos parecían de oro; su rostro era blanco; sus ojos, bellísimos, y el cuerpo, esbelto. Paquita era muy diferente, y aunque era feílla, se llevaba las caricias de todos, mientras casi nadie ponía buena cara a la otra hermana. ¿Por qué? Porque Elisa era muy sucia: se se lavaba, estaba siempre desgreñada y con el vestido lleno de manchas. Por el contrario, Paquita estaba siempre aseada, limpia, y llevaba su traje bien cuidado.

Así crecieron las dos y llegaron a mujeres, sin que Elisa quisiera enmendarse. ¿Y qué sucedió? Paquita fue el consuelo de su familia y vivió muy feliz.

Elisa fue siempre desgraciadísima y concluyó su vida miserablemente, haciendo desgraciados a cuantos vivieron con ella.

La niña limpia derrama la dicha en su alrededor, y de la sucia se alejan todos por su mal olor. Porque el olor viene del alma y quien es sucio por fuera, lo es también por dentro.

Existen seres humanos que se rebajan vilmente para lograr salvar a una niña sucia. Fingen lo que haga falta y el teatro se lo creen ellos mismo. Cuando conocen la realidad de su teatro se ofuscan y se esconden bajo la ira para seguir adentrándose a sus profundas frustraciones.


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