lunes, 8 de julio de 2013

Juegos favoritos de Amparito.



        Como todas las niñas de su edad, gustaba Amparito de divertirse, ya sola, o ya con algunas amiguitas. Pero nunca se entregó a juegos peligrosos que pudieran ser cauda de daños o de disgustos para ello o para las otras niñas, sino a juegos consentidos por su mamá.

        Amparito se divertía con sus juguetes, y principalmente con su muñeca. La vestía, la desnudaba, la metía en la cama, la lavaba, volvía a vestirla, la adornaba, le hablaba, la besaba, le hacía mimos, la cuidaba si está enferma, la consolaba si lloraba, la llevaba en sus brazos, la ponía a caballo sobre sus rolillas, la sentaba en  su sillita, le daba papilla, la acostaba y la despertaba, la mecía en sus  brazos cantándole el Mambrú, a la limón, dos y dos son cuatro, y otras canciones de niñas; en una palabra, hacía con ella como hacen las buenas mamás con sus hijas.

        Amparito, con permiso de su mamá, cosía los camisolines y las enagüitas de su muñeca. Pero tenía mucho cuidado de no pincharse con las agujas, de no cortarse con las tijeras o hacerse daño de cualquier otro modo. Nunca se ponía los alfileres ni las agujas en la boca.

        Si con permiso de su mamá jugaba al corro, a las cuatro esquinas, al escondite o, a otro juego semejante, nunca corría a todo correr, como muchas niñas corren, ni daba saltos, ni se ponía en peligro de hacerse daño o de hacérselo a sus compañeras.

        Quien robustez anhela y hermosura y conservar mejilla sonrosadas, destierra los perfumes y pomadas, y se lava con agua fresca y pura. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario