Las vulvovaginitis son afecciones de la vulva y de
la vagina que se producen cuando se altera el equilibrio de la flora vaginal.
Aumentan en verano, época en la que más se acude a las piscinas, en la que se
permanece más tiempo con un bañador húmedo pegado al cuerpo y cuando se suda
más y se pierden más secreciones. De hecho, es la primera causa de consulta en
la atención primaria de ginecología en el periodo que abarca de mayo a octubre.
Aunque son muy comunes y cerca del 100% de las
mujeres van a sufrir al menos un episodio a lo largo de la vida, hay
determinadas normas de higiene para intentar prevenirlas y, sobre todo, para
evitar su reaparición.
¿Qué
son las vulvovaginitis?
Las
vulvovaginitis son afecciones de muy diverso origen que afectan a la zona de la
vulva y la vagina y que se caracterizan todas ellas
por síntomas como picor, enrojecimiento local, sensación de quemazón así
como, a veces, flujo aumentado de diferentes tipos (blanquecino, amarillento o
marrón verdoso). Las características del flujo dependen de que, además, haya
una infección.
¿Cuáles
predominan más?
"Las
vulvovaginitis provocan picor, enrojecimiento local y sensación de quemazón y,
a veces, flujo aumentado"
La
gran mayoría de las vulvovaginitis empiezan con una disbacteriosis, que es una
alteración de la flora vaginal (conocida como micro biota). La vagina consta de
un ecosistema que, en condiciones normales, está en perfecto equilibrio. Este
equilibrio lo conforma la acidez de los gérmenes que ahí habitan. Cuando, por distintas razones, la flora vaginal se altera
también se perturba su equilibrio y se produce una pérdida de acidez. La
disbacteriosis consiste en esta alteración de las condiciones de vida de los
gérmenes de la vagina.
¿Cuáles
son las consecuencias de la pérdida de acidez?
El
resultado es que otros gérmenes invasores colonizan la vagina, entre los que
figuran las levaduras (hongos). Como primer origen de las vulvovaginitis
también puede haber infecciones de transmisión sexual (ITS). Sin embargo, este
último supuesto es menos frecuente. La situación más común es que se registre
primero una alteración del ecosistema vaginal y después una colonización por
otros gérmenes no habituales.
¿Cuáles
son las vulvovaginitis más frecuentes? ¿Qué microorganismos las causan?
La
más frecuente es la vulvovaginitis candidiásica, causada por una levadura del
género "Candida" de la que hay una gran variedad: "Candida
albicans", la "Candida tropicalis" o "Candida
glabrata", entre otras. Además, también hay vulvovaginitis causadas por
levaduras como la "Trichomonas vaginalis", que se trasmiten por vía
sexual.
¿Se
sabe cuántas mujeres españolas padecen al año una vulvovaginitis?
No
hay datos concluyentes, pero me atrevería a decir que, por una u otra razón, a
lo largo de la vida cerca del 100% de las mujeres pueden tener al menos un
episodio. Es muy común.
¿Casi
como tener un resfriado?
Seguramente.
Pero hay que destacar que el aspecto más importante no es sufrirla una vez,
sino evitar que se repita.
¿Se
repiten muy a menudo las vulvovaginitis?
"Hay
determinadas normas de higiene para intentar prevenirlas y, sobre todo, para
evitar su reaparición"
Son
abundantes las recidivas. Hay vulvovaginitis provocadas por una alteración
crónica del equilibrio de la flora vaginal secundarias a tratamientos antibióticos
reiterados (que se consumen por infecciones respiratorias como sinusitis,
etcétera). Lo que ocurre con los antibióticos es que no hacen distinciones y,
además de exterminar los microorganismos perjudiciales, también eliminan los
que forman el ecosistema vaginal. Por eso, no es raro que tras los antibióticos
para una infección de amígdalas, una semana más tarde surja una infección
vaginal.
¿Hay
mujeres que conocen esta asociación?
Por
desgracia, sí. Hay otras circunstancias que predisponen a otras mujeres a
padecer de vulvovaginitis, como sufrir diabetes o un déficit de hormonas por la
posmenopausia. En esos momentos, también hay más probabilidad de que se
desarrolle una vulvovaginitis. Muchas mujeres posmenopáusicas, a las que se ha
estudiado poco, pueden estar bajo tratamiento para una vulvovaginitis
infecciosa, pero que solo se resuelve cuando reciben tratamiento hormonal por
la menopausia.
¿Cómo
se tratan las vulvovaginitis?
"Sufrir
diabetes o un déficit de hormonas por la posmenopausia predispone a sufrir
vulvovaginitis"
El
aspecto primero y fundamental es hacer un adecuado estudio del problema,
analizarlo de forma integral y no centrarse solo en si hay algún germen causal,
sino también en si se da una alteración del pH y acidez en la vagina. Con ese
primer diagnóstico, se investiga la presencia de otro tipo de alteraciones
hormonales o metabólicas. Después, se administra un tratamiento sistematizado
contra el germen causal, para favorecer el reequilibrio de la flora vaginal.
Ese reequilibrio de la flora antiguamente se hacía con productos prebióticos
para estimular el crecimiento de los gérmenes que habitan en la vagina.
¿Y
cómo se tratan hoy?
Distintas
casas comerciales han patentado diferentes tipos de estos gérmenes que se
administran por vía vaginal para reequilibrar la flora, es decir, con ellos se
repuebla la cavidad vaginal. Hay gérmenes liofilizados, que son muy cómodos de
administrar y que no provocan residuos (antes era muy común que estos productos
dejasen restos y manchasen la ropa interior). Y las infecciones se tratan
durante tres o cuatro meses, tras los cuales se reequilibra la microbiota
vaginal y favorece que ella misma se defienda de otros gérmenes agresivos.
¿Cuál
es la diferencia exacta entre los prebióticos y los probióticos?
La
diferencia es que los prebióticos son un conjunto de sustancias que alimentan a
los gérmenes que componen cualquier flora vaginal, mientras que los probióticos
son un conjunto de seres vivos, de microorganismos, que en algún momento
benefician a la flora humana (en la flora intestinal o vaginal). Elías
Méchnikov, Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1908, ya recomendaba a sus
pacientes que, para ser longevos, tenían que tomar leche fermentada de cabra.
Esta fermentación no es más que una gran cantidad de microorganismos que forman
el cuajo (leche fermentada), que confieren acidez al medio y que son la base de
la buena salud. Parece ser que ahora se retoman aquellas enseñanzas.
¿Es
cierto que las vulvovaginitis aumentan en verano?
"Bañarse
más, sobre todo en aguas ricas en cloro, y permanecer con el traje de baño
húmedo altera la composición del ecosistema vaginal"
Claro,
porque el verano es una época en que la mujer transpira más, tienen más
secreciones, se baña más por el calor, acude a más a piscinas con un agua con
un pH muy agresivo, por tener mucho cloro, y permanece más tiempo con el traje
de baño húmedo. Todo esto altera la composición del ecosistema vaginal. Además,
en las consultas nos encontramos con ciertas condiciones de algunas mujeres
procedentes de Europa (Rumania, Rusia o Bielorrusia) y de Latinoamérica (de
Colombia y Ecuador), que tienen el hábito perjudicial de realizarse duchas
vaginales (no de la vulva), lo que tiene un efecto de arrastre que elimina la
flora vaginal, altera su equilibrio y predispone a las infecciones de este
tipo.
¿Por
qué se practican estas duchas?
Por
razones culturales. A estas mujeres se les ha enseñado que está mal tener
secreciones que manchen la ropa interior. Por ello, se lavan con fruición
mediante duchas vaginales, después de tener relaciones sexuales, etcétera. Pero
esta intensa higiene vaginal es contraproducente. Hay que lavarse la vulva, la
zona de la piel, pero no las mucosas del interior. Sin embargo, es difícil
cambiar este hábito si se tiene como una norma de higiene aprendida.
¿Las
vulvovaginitis llegan a aumentar hasta un 50% más en verano?
Sí,
hasta el punto de que es el primer motivo de consulta de atención primaria de
todos los ginecólogos de España entre los meses de mayo a octubre, sobre todo,
en el periodo estival. Atendemos muchas consultas por picor, aumento de flujo,
quemazón e, incluso, por dolor en las relaciones sexuales. Vulvovaginitis es un
término muy extenso. Luego está la pequeña labor del ginecólogo de ponerle los
"apellidos".
CONSEJOS PARA PREVENIR LA VULVOVAGINITIS
Las vulvovaginitis
son mucho más frecuentes en verano, pero también constituyen un problema
recurrente a lo largo de la vida de algunas mujeres y una afección de la que
algunas es casi imposible que se libren a lo largo de toda su vida. Para
prevenirla y para combatirla, en los casos de cronicidad, José Luis Neyro
recomienda las siguientes medidas:
- No utilizar salva
slips, porque al hacer su función, mantener la ropa interior seca, no
permiten la transpiración, retienen las secreciones y maceran la vulva. La
vagina es un orificio natural que queda abierto de forma permanente y no
se debe bloquear.
- Si se está
incómoda por las secreciones, se aconseja cambiar de ropa interior de
manera más frecuente y escoger la que sea de algodón transpirable, en
lugar de utilizar los salva slips.
- No recurrir jamás
a las duchas vaginales como método de higiene.
- Tener precaución
con algunos productos de higiene íntima, ya que algunos de ellos alteran
la flora vaginal. La mejor medida para lavarse los genitales es hacerlo
"con el sobrante de jabón que cae después de lavarse el pelo",
es decir, sin enjabonarse en exceso.
- Evitar manipular
la vagina con las manos sucias o con instrumentos sucios; puede altera la
flora vaginal.
- Procurar no
automedicarse nunca y menos con antibióticos.
- Las mujeres con
antecedentes de vulvovaginitis de repetición deben alertar a su médico de
que después de cada tratamiento antibiótico sufren de este problema. En
caso de duda, deben consultar al ginecólogo.
- Ante vulvovaginitis
recidivante se puede reponer la flora con probióticos. Para ello, durante
la menstruación, se puede utilizar un nuevo tampón que libera estos
probióticos y permite reequilibrar la flora vaginal alterada, que
predispone a esta dolencia.
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