Menos del 10 por ciento de los hombres que sufren DE buscan ayuda médica.
Al enfrentarse con la DE, es frecuente que se desmoralicen, que se depriman o
que busquen tratamientos milagrosos. Existen innumerables remedios populares
que se deben considerar con toda cautela y escepticismo. Actualmente existen
muchos tratamientos eficaces y muy seguros, aunque en ningún caso mágico.
La modalidad del tratamiento viene dictada por el problema específico
que causa la disfunción eréctil. El primer paso es definir la causa, si es
posible, y luego intentar la solución más sencilla y menos arriesgada. En
síntesis, las distintas alternativas terapéuticas incluyen una o varias de las
siguientes:
- Cambiar los hábitos de vida que afectan a la salud de las
arterias y venas: dejar de fumar, moderar el consumo de alcohol y de
grasas, hacer algo de ejercicio y aprender a relajarse.
- Cambiar o reducir los medicamentos que puedan estar provocando
DE, como algunos antidepresivos, diuréticos y betabloqueantes.
- Psicoterapia y terapia conductual. Independientemente de la causa
de la DE, se recomienda para todos los pacientes alguna forma de terapia
psicológica, conductual, sexual o de combinación, generalmente asistidos
por su pareja, sea ésta hombre o mujer.
- Terapia transuretral y de inyección. Consiste en inyectar
medicamentos en el tejido eréctil para relajar los músculos lisos del pene
y permitir que tenga lugar la erección. Está indicada en algunos casos de
DE. Los medicamentos inyectados suelen ser asociaciones de papaverina-fentolamina, o bien alprostadil (prostaglandina E1).
Las reacciones adversas son generalmente menores, pero pueden incluir
erecciones prolongadas y dolorosas (priapismo; véase príapo). Una alternativa a las
inyecciones es un dispositivo de plástico para aplicar estos medicamentos
a través de la uretra. Aunque más seguras y menos costosas que los
tratamientos quirúrgicos, estas terapias tienen una tasa alta de
abandonos, ya que la pérdida de espontaneidad hace perder interés en el
procedimiento. Las sustancias
vasoactivas son sustancias que, introducidas a través de la
uretra o inyectadas en los cuerpos cavernosos del pene, producen una
erección que permite una buena relación sexual. Pueden utilizarse una o
dos veces por semana. Antes de empezar el tratamiento es importante hacer
las pruebas necesarias para conocer la respuesta a dichas sustancias.
- Los medicamentos orales que estimulan la actividad de la dopamina en el cerebro pueden aumentar
el deseo sexual y con ello facilitar la erección. Con este fin se han
comercializado pastillas sublinguales de apomorfina.
- Sildenafilo (Viagra). Aprobado para su uso en Europa y en los Estados Unidos, es el medicamento oral
que ha mostrado resultados más prometedores en la DE. En los estudios
realizados, el sildenafilo mejoró las erecciones en 3 de cada 4
participantes (~75%), comparado con sólo 1 de cada 4 que mejoraron al
tomar un placebo; con sildenafilo, uno de cada tres intentos de coito fue
un éxito —comparado con sólo 1 de cada 5 intentos en pacientes con
placebo. El sildenafilo aumenta la concentración del GMP cíclico, que se produce en el pene
durante la actividad sexual y que incrementa el flujo sanguíneo. Así, el
sildenafilo eleva el flujo peneano de forma natural, de modo que la
estimulación sexual causa erección. El sildenafilo no es, pues, un afrodisíaco ni una hormona ni un
producto que cause por sí mismo erección, sino que sólo ayuda a conseguir
una erección cuando existe estimulación sexual. El sildenafilo se toma
"a demanda" –sólo cuando se desea–, y su acción comienza en 30
minutos y dura hasta 4 h. No se recomienda
más de una tableta al día. Los efectos colaterales incluyen molestias
digestivas, dolores de cabeza, enrojecimiento facial y dolores musculares,
y, en un 3 por ciento de los pacientes tratados, alteraciones de la
visión. Como otras sustancias para tratar la DE, el sildenafilo está
contraindicado en caso de enfermedades cardíacas y, sobre todo, jamás debe
asociarse con los medicamentos llamados nitratos (por ejemplo, la nitroglicerina que se usa bajo la
lengua para tratar la angina de pecho); en asociación con
sildenafilo, los nitratos pueden bajar la tensión arterial
bruscamente hasta niveles peligrosos.
- Tadalafilo
(Cialis®) y Vardenafilo
(Levitra®). Dos fármacos de la misma familia del sildenafilo (inhibidores
selectivos de la fosfodiesterasa tipo 5).
- Yohimbina. Empleado como medicina
popular durante años, actualmente existe evidencia de que puede mejorar la
erección en un tercio de los hombres con DE leve, sobre todo en
combinación con el antidepresivo trazodone.
- Tratamientos hormonales. La terapia con testosterona está
indicada sólo en hombres con hipogonadismo (niveles bajos de
testosterona, la hormona masculina). Puede utilizarse por vía oral o en
parches. La testosterona no se recomienda nunca para hombres con niveles
no patológicos de hormona masculina; en éstos puede mejorar el impulso
sexual, pero a costa de causar daños sobre la próstata y el hígado, a
veces irreversibles. Cuando la DE se debe a niveles excesivos de la
hormona prolactina,
puede ser útil el medicamento bromocriptina.
- Otros: se han utilizado, con distintos grados de éxito,
medicamentos como pentoxifilina
(Elorgan®), naltrexona —un
antídoto de la heroína y la morfina— o el antihipertensivo minoxidil.
- Dispositivos de aspiración (bombas de vacío). Colocación del pene
en un cilindro plástico hermético, donde se crea a continuación un vacío,
lo cual causa que la sangre fluya hacía el pene. Después se asegura una
banda alrededor de la base del pene para retener la erección, y el
cilindro se retira. La falta de espontaneidad de este método es el
inconveniente principal.
- Implantes peneanos. Tres tipos de implantes se emplean
actualmente para el tratamiento de la disfunción eréctil; todos ellos
deben implantarse quirúrgicamente: implantes hidráulicos, prótesis e
implantes plásticos hinchables. Aunque muchos pacientes se han beneficiado
de la cirugía del implante, éste es un procedimiento irreversible; el
tejido eréctil se lesiona de forma permanente cuando se implantan estos
dispositivos. En el momento actual ha caído en relativo desuso, a expensas
de métodos menos arriesgados y menos costosos. Son unos cilindros de silicona (sustancia no rechazada por
el organismo), de estructura anatómica, dos de los cuales se introducen en
los cuerpos cavernosos del pene y producen la rigidez necesaria para una
buena y adecuada relación sexual. Existen diferentes vías y técnicas para
implantar la prótesis; la intervención dura aproximadamente 45 minutos.
Mediante una incisión de la piel de 3-4 cm en la parte inferior del pene y
en la raíz del escroto, se llega
a los cuerpos cavernosos, donde se colocan las dos prótesis
correspondientes, con un porcentaje de complicaciones mínimo. Todo ello
con anestesia local o regional. Al ser una cirugía poco agresiva, el postoperatorio
no requiere cuidados especiales; el paciente puede abandonar la clínica
entre 12 y 24 horas después de la intervención, y a las 3-4 semanas de
adaptación se puede reiniciar la vida sexual sin dificultades en la
erección.
- Cirugía vascular. Para los hombres cuya disfunción eréctil sea causada
por problemas de las arterias o las venas del pene, la cirugía vascular
puede ser una opción. Se practican dos tipos de operaciones:
- Cirugía de revascularización
(anastomosis): conexión de una arteria
de la pierna con las arterias del dorso del pene, con lo que se desvía
cualquier bloqueo y aumenta el flujo sanguíneo.
- Ligadura venosa: se realiza cuando el pene no puede almacenar una
cantidad suficiente de sangre para mantener una erección. Se atan o se
extirpan las venas que están causando un drenaje excesivo de sangre del
pene.
- Afrodisíacos y tratamientos alternativos. Los afrodisíacos son sustancias que supuestamente aumentan el impulso, el deseo y el desempeño sexual. La leyenda ha atribuido cualidades afrodisíacas a alimentos como los chiles, el chocolate, el regaliz, la manteca, las anchoas, las ostras y las vieiras. El "Spanish fly" o cantáridas, hecho de escarabajos secos, es el afrodisíaco más "famoso" y es particularmente inútil y nocivo.
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