Una idea. Una creación y múltiples lenguajes. Un logro
creativo puede tener muchos canales de comunicación, y dependerá del arte en el
que esté versado el creador la elección de ese canal. Ese gran autor de novelas
gráficas que es el valenciano Paco Roca concibió en su mente una auténtica
maravilla parida desde la inteligencia, la humanidad y la empatía. Y por eso
fue un cómic, porque Roca utilizó su arte propio y se atrevió a plasmar en
viñetas el difícil tema de la vejez y la enfermedad, ese asunto que en general
preferimos negar y apartar, arrinconándolo bajo la alfombra de nuestras
preocupaciones diarias pensando que nunca nos tocará a nosotros. Pero lo hará.
Y lo hizo con una ternura enorme, con una visión limpia y sin prejuicios, sin concesión a la lágrima fácil ni a los clichés, y con un inmenso respeto a esa realidad.
Sus viñetas llegaron a las conciencias, que es a lo máximo que puede aspirar un autor. A cambiar algo dentro de sus lectores.
¿Y qué se podía esperar, qué se podía lograr, en una adaptación a un lenguaje de doble filo como es el medio cinematográfico?
Pues lo que se ha logrado por parte de Ignacio Ferreras y su equipo es mejorar lo que ofrecía 'Arrugas'. Aún más. Aprovecha las posibilidades del celuloide para matizar a los personajes de la historia, para hacerlos evolucionar, para aprovechar cada mirada de amor o reproche enmarcándolas en una imagen y una plasmación tan sencilla y efectiva como la de Paco Roca, y con una animación que transmite con su trazo pausado la lentitud y a la vez pesadez del tiempo que cae sobre los hombros de sus protagonistas.
Es encomiable como muestra de lo dicho el peso y la evolución que adquiere en el relato cinematográfico el personaje de Miguel, el compañero de cuarto de Emilio, el protagonista -cuyo magnífico doblaje realizado por Álvaro Guevara no haría descabellada la nominación de un personaje animado como “actor revelación”-. Cómo se saca el jugo de este personaje, o cómo la película explora el pasado de ciertos personajes que de otra forma podrían haber sido infrautilizados o haber pasado desapercibidos, da ejemplo de lo bien que se ha aprovechado el nuevo medio, explorando el plano y el encuadre para poner la lupa sobre los rincones inexplorados de la viñeta.
Películas como estas son necesarias. Porque los protagonistas seremos, un día u otro, todos nosotros.
Y lo hizo con una ternura enorme, con una visión limpia y sin prejuicios, sin concesión a la lágrima fácil ni a los clichés, y con un inmenso respeto a esa realidad.
Sus viñetas llegaron a las conciencias, que es a lo máximo que puede aspirar un autor. A cambiar algo dentro de sus lectores.
¿Y qué se podía esperar, qué se podía lograr, en una adaptación a un lenguaje de doble filo como es el medio cinematográfico?
Pues lo que se ha logrado por parte de Ignacio Ferreras y su equipo es mejorar lo que ofrecía 'Arrugas'. Aún más. Aprovecha las posibilidades del celuloide para matizar a los personajes de la historia, para hacerlos evolucionar, para aprovechar cada mirada de amor o reproche enmarcándolas en una imagen y una plasmación tan sencilla y efectiva como la de Paco Roca, y con una animación que transmite con su trazo pausado la lentitud y a la vez pesadez del tiempo que cae sobre los hombros de sus protagonistas.
Es encomiable como muestra de lo dicho el peso y la evolución que adquiere en el relato cinematográfico el personaje de Miguel, el compañero de cuarto de Emilio, el protagonista -cuyo magnífico doblaje realizado por Álvaro Guevara no haría descabellada la nominación de un personaje animado como “actor revelación”-. Cómo se saca el jugo de este personaje, o cómo la película explora el pasado de ciertos personajes que de otra forma podrían haber sido infrautilizados o haber pasado desapercibidos, da ejemplo de lo bien que se ha aprovechado el nuevo medio, explorando el plano y el encuadre para poner la lupa sobre los rincones inexplorados de la viñeta.
Películas como estas son necesarias. Porque los protagonistas seremos, un día u otro, todos nosotros.
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