miércoles, 28 de noviembre de 2012

Yo tenía un papaito cariñoso, que en la RENFE trabajaba


Yo tenía un papaíto cariñoso
Que en la RENFE trabajaba con afán
Satisfecho de su suerte y orgulloso
De ganar para los suyos dicha y pan.

Cada vez que con su cesta se marchaba
Me abrazaba y me besaba con fervor.
Y mi alma con su ausencia se quedaba
Impregnada de inquietud y de temor.

Una noche, tras la tierna despedida,
Ausentase para nunca más volver
Y en los topes de un vagón dejó su vida
En el triste cumplimiento del deber.

Qué terrible es el recuerdo de aquél día.
Cuántas lágrimas vertía mi mamá.
¿Que va a ser de ti nenito - me decía -
sin la ayuda y el cariño de papá?

Ya pasaron los instantes de alegría
Ya pasaron y es forzoso desistir
Te has quedado huerfanito, vida mía,
Y tendrás que trabajar para vivir.

Pero Dios que siempre es bueno y es clemente,
Con los huérfanos que imploran protección,
Acogió nuestra plegaria complaciente
Y escuchó mi fervorosa petición.

Y me trajo a este Colegio venturoso
A este mágico y fantástico solar,
Donde el huérfano se educa y es dichoso,
Donde hay ansias de vivir y de triunfar.

Donde encuentro aquél hogar que me faltaba,
Y la ayuda, y el cariño y el calor,
Que mi pobre papaíto me prestaba
Donde encuentro quien mitigue mi dolor.

Papaíto tú que moras en los cielos
Porque siempre fuiste bueno para mí.
No te inquietes ni por mí pases desvelos
Pues tu cielo me otorgó lo que pedí.

No te inquietes papaíto por tu nene
No te inquietes por saber cómo me va
Soy feliz en el Colegio, soy muy bueno
Casi tanto como fuiste tú, papá.





La nostalgia invade mi corazón. Si se pregunta ¿Por qué?, le diré que, a los ocho años, huérfano de mi padre me quedé.

Él en RENFE trabajó, y como pagaba mensualmente una cuota al Colegio por si algo malo le pasaba, -desgraciadamente le sucedió-,

Mi madre cuatro años más tarde en el Colegio de Huérfano Ferroviario (C.H.F.), me ingresó.
 

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