Las
principales medidas fiscales que están tomando las haciendas de todo el mundo
para combatir sus déficits
fiscales son rebajar el impuesto de sociedades, a cambio de
aumentar la base de tributación de las empresas, y sustituir los impuestos directos por los
indirectos. En
España el 36% de la recaudación tributaria proviene de tributos indirectos,
como el IVA, y el 64%, de los
impuestos directos, como el IRPF. Así se recoge en el informe
tendencias mundiales en política tributaria 2012 elaborado por Pwc Tax & Legal Services.
El
documento explica cómo las distintas administraciones tributarias, para paliar
la caída de ingresos como consecuencia de la crisis económica, están llevando a
cabo dos tipo de medidas. Por un lado, de reforma de los propios tributos y,
por otro, de control de su gestión y administración.
Entre
las primeras medidas destaca la rebaja del impuesto de sociedades siempre
emparejada a la ampliación de la base imponible de las empresas con medidas,
como la eliminación de los gastos deducibles, limitaciones en la compensación
de las bases imponibles negativas o la supresión de deducciones. Por ejemplo, Reino Unido y Holanda han rebajado el
impuesto de sociedades. En concreto, el país Británico ha
bajado este impuesto del 30% al 26% y prevé reducirlo al 24% en 2013, mientras
que Holanda ha recortad al 25% el impuesto. México también estudia reducirlo al
28% desde el 30% en 2014.
Otra
medida es sustituir los impuestos directos, como el IRPF, por indirectos, como
el IVA. Así, Holanda
aumentará la tributación indirecta a cambio de reducir los impuestos sobre las
rentas del trabajo (IRPF). Japón subirá el IVA del 5% al 10%,
gradualmente, en 2015. En China se da la circunstancia de que el 60% de la
recaudación tributaria proviene de tributos indirectos y el 40% de directos. En
España esta relación está en un 36%-64% a favor de los impuestos directos. En
la actualidad, 150 países cuentan con sistemas de imposición indirecta y se
espera que en 2013 otros siete se incorporen a esta relación.
Los
países también están cada vez más concienciados en que es necesario luchar contra el fraude fiscal y
controlar las actividades de
los contribuyentes fuera de sus países de origen. España ya se
ha puesto manos a la obra en estos campos.
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