sábado, 17 de noviembre de 2012

Los celos


No debe confundirse con Celo.

 

Los celos son una respuesta emocional compleja y perturbadora, que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio. Comúnmente se denomina así a la sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona amada nos reste atención en favor de otra. También se conoce así, al sentimiento de envidia hacia el éxito o posesión de otra persona.

Patología

La Psicología actual explica que los celos son la respuesta natural ante la amenaza de perder una relación interpersonal importante para la persona celosa. Los celos parecen estar presentes en todas las personas, indistintamente de su condición socio-económica o forma de crianza y manifestarse en personalidades que aparentemente parecían seguras de sí mismas. Una característica que parece destacarse en las personas celosas es tener rasgos de egoísmo. Los celos también tienen relación con la vergüenza que es una respuesta natural del organismo. Muchas de ellas, una vez que los padecen, se sorprenden de si mismas ya que ni siquiera sospechaban que los padecieran. Los celos pueden ser sanos cuando lo que se demanda es algo que se debe hacer sobre una base de equidad en la pareja; sin embargo acudir a este tipo de conducta refleja carencias personales muy profundas.

Celos, obra de Julio Romero de Torres (1920).

El celo carnal se expresa cuando se hacen demandas inapropiadas y cuando ejercen sentimientos enfermizos porque las demandas no son satisfechas. Este sentimiento refleja una cierta inseguridad emocional por perder dominio o sentir menoscabo en una relación interpersonal. Los celos se manifiestan ante la aparición de una situación o persona que el yo-interno clasifica como mucho más dominante y competitiva. Los celos provocan que el sujeto que los padece, se sienta vulnerado y ejerza un sobredominio de la persona objeto del celo, atrapándola en una red de cirscuntancias opresivas tales como privarla de la libertad, aislarla, seguirla al trabajo, revisar sus relaciones externas, buscar una evidencia de traición etc.[1]

Además de las circunstancias causadas por el libre albedrío que todo el mundo tiene, es la cuestión principal de los celos de origen psicológico. Los estudios de Egene W. Mathes, de la Western Illinois University, quien realizó experimentos de campo para comprobar las hipótesis de Greg White respecto a los celos, la persona "celosa" (A) siente celos en su relación con la persona "celada" (B) al aparecer el "intruso" (C) - que puede ser otra persona o circunstancia - debido a dos razones fundamentales:

1.    la pérdida de la relación representaría la pérdida de las recompensas y beneficios que dicha relación reportaba: la persona celosa ya no podrá compartir momentos de buena calidad o gratos con la persona celada: ya no conversarán, jugarán, o dormirán juntas, por ejemplo.

2.  la pérdida merma la seguridad en sí mismo o autoestima: para la persona celosa (A), la persona celada (B) habría de elegir entre ella (A) y el "intruso" (C) y habría optado por el último (C), lo que sugeriría que (C) es más importante o mejor que (A).

Este "intruso" (C) puede ser otra persona (por ejemplo el nacimiento de un nuevo hermano en el contexto familiar), o alguna situación externa (por ejemplo cuando la esposa ingresa a trabajar por primera vez y dedica menos tiempo al hogar, o surge una buena amistad a (B).

Esta situación entre (A) y (B) puede ser creada también por el entorno de trabajo, amistades o familia, aunque no tengan un interés directo en la relación entre ambos (envidia).

Frecuentemente cuando hablamos de personas celosas nos encontramos un perfil definido por la pasión, la ansiedad, el neuroticismo e incluso algo de sadomasoquismo. Estas personas tienen un profundo sentimiento de abandono, que la otra persona se ha reído de ellos y sus sentimientos, que los han utilizado todo esto les puede llevar del amor al odio en cuestión de segundos y el objeto de su amor pasa a ser el objeto de su actual odio. Cuando se llega a esta situación es cuando se pueden producir las agresiones físicas y psicológicas.

Celos patológicos

Glenn Ford caracteriza a un hombre dominado por los celos en el film Gilda con Rita Hayworth

Los celos mal llevados al extremo constituyen una patología fuertemente autodestructiva; el sujeto que padece esta enfermedad "vive" en un estado de infelicidad, en función de sus miedos y sospechas de engaño, muchas veces completamente infundados y prácticamente no acepta otra condición de verdad que no sean las evidencias que confirman su inseguridad en la relación. Los celos patológicos pueden manifestarse indistintamente en hombres o mujeres.

Los celos causan mucha angustia e infelicidad y aún provocar el daño al ser objeto del celo, incluso hasta provocar una respuesta física de agresión desmedida terminando, en la reclusión (secuestro), en el asesinato o agresión física.[2] Este nivel de celo es muy difícil de curar y las personas que lo padecen tienen grandes posibilidades de llegar a situaciones extremas si no se someten a un especialista. Existen países como España que han tomado medidas en el asunto debido a la gran cantidad de casos de violencia doméstica causada por los celos. La cura está basada en la recuperación de la confianza en la relación de pareja y de la seguridad de si mismo reconociendo el espacio vital que toda pareja debe tener y que no debe ser invadido por el otro.[3] La prevención está relacionada con el aprendizaje durante la infancia de los valores de la tolerancia, el respeto y el reconocimiento de los derechos del otro. Además también pueden prevenirlos una buena comunicación en la pareja. Una vez desarrollados los celos, la terapia psicológica puede ser muy útil si es que no hay una patología subyacente, como el alcoholismo. Si hay una patología subyacente, la terapia psicológica debe abordarla. En los casos de delirio, el enfoque es farmacológico.[4]

Tipos de celos

  • Celos de confraternidad: son los llamados celos de un hijo que va a tener un hermanito, al cual enfocan toda su atención sus padres, lo cual causa mucha incomodidad en el infante que ha estado acostumbrado a recibir el cariño sólo a él y será cuestión de tiempo para que acepte que su hermano y él obtendrán el mismo cariño; pero en ocaciones esos celos perduran hasta la adolescencia e incluso hasta la adultez y aquí se presenta un tipo de celos más cercano al odio, que puede conducir a malas actos en contra de los hermanos menores.
  • Celos juveniles: son presentes en relaciones juveniles en la adolescencia, a donde un adolescente empieza a buscar su pareja y cuando otro ya la ha conseguido tiene celos de esta persona al tener lo que él desea; por ejemplo un chico se enamora de una chica, pero a esta la coteja otro chico lo que despierta la rabia y celos del primer chico.
  • Celos amorosos: es el más común de todos, y al que la mayoría lo asocia, muchos filósofos, científicos, religiosos, grandes eruditos y neurólogos defienden la teoría de que "celos" es la envidia y el egoísmo de una persona atraída al sexo opuesto que está siendo pretendida por otro individuo de su mismo género, es decir celos es: hombre enamorado + mujer + otro hombre enamorado de la misma mujer = celos, o viceversa, mujer enmorada + hombre + otra mujer enamorada del mismo hombre = celos. Muchos concuerdan que los celos de los varones son más grandes que los de las mujeres, ya que su cerebro tiene más amplia la hipófisis que controla este sentimiento, y la testosterona hace que su instinto de procreación y de protección hacia sus hembras lo hagan perder más fácilmente la cordura, e ingresar a los celos.

Celos sin pareja

En algunos casos se puede sentir celos sin estar en pareja; puede ser de un compañero/a de trabajo o escuela de quien se tenga cierta atracción. Es uno de los problemas sentimentales más comunes entre la adolescencia y la juventud. Pero durante la preadolescencia se da un fuerte paso, es decir, se ponen en práctica los descubrimientos anteriores, aparecen las fantasías sexuales, los genitales se definen, etc; pasan a menudo períodos en que desean compañía y otros en los que prefieren la soledad y el aislamiento. Se es muy frágil en su relación con los demás, porque internamente no se siente seguro de casi nada. Su autoestima puede ser fácilmente herida, y necesita sentirse aceptado por sus seres queridos. El miedo al rechazo o a la exclusión, y la búsqueda de aceptación por todos los medios son dos aspectos esenciales de este período, durante el cual se van a determinar muchas de sus conductas, que puede llegar a transgredir las normas impuestas por la familia. El modelo grupal sustituirá a los valores representados por los padres, a los que se enfrentará para poder seguir formando parte de su grupo de amigos. Las relaciones amorosas ocupan buena parte de su tiempo y espacios mentales, ya que ser escogido y amado le produce una enorme gratificación personal y eleva su autoestima. Cuando vive situaciones de celos, exclusión y abandono, experimenta un enorme sufrimiento, aunque más adelante su capacidad de reacomodación emocional le permita volver a la carga y buscar otros acompañantes.

Búsqueda de pareja

El despertar de la sexualidad genital durante la pubertad, además de la integración de los aspectos masculinos y femeninos en sintonía con el sexo anatómico, y la asunción de la identidad sexual, favorece la capacidad de elegir un destinatario amoroso fuera de la familia Esto no quiere decir que se escoja la pareja definitiva, puesto que el adolescente todavía tiene que recorrer mucho camino para poder realizar una elección de tal envergadura. Por eso, los romances en esta época son buenos y necesarios para ir experimentando en las relaciones amorosas los aspectos personales y sociales más importantes. La atracción ha de ser recíproca, y no deben existir presiones ni culpabilidades. Confianza, sinceridad y diálogo compartido son aspectos fundamentales para una buena relación, en donde la complicidad y el compañerismo han de ser prioridades. Lo más frecuente es que, después de haber realizado algunos tanteos y aventuras, cada adolescente esté más capacitado para escoger la persona con la que prefiere compartir sus cosas más íntimas La primera experiencia suele ser confiada primeramente al mejor amigo o la mejor amiga; sólo cuando el adolescente se sienta más seguro en la relación surgirán las ganas de explicarlo a sus padres.

  • Tener pareja da una gran satisfacción personal en una época de crisis como la adolescencia, pero no debe constituir una obsesión para calmar angustias de soledad, ni ser un motivo de orgullo delante de los amigos.

  • Las confidencias de amor con los amigos suelen proporcionar seguridad, si no se pretende con ello dar envidia, celos o quedar bien ante los demás. Un buen amigo puede guardar bien un secreto, y a veces es más importante su opinión que la de los protagonistas de la historia

  • La madre puede ser una buena confidente y también una buena consejera para sus hijos, aunque suele ser preferible que no quiera estar al corriente absolutamente de todo, para que éstos no se sientan presionados o investigados

  • Cuando la pareja de un hijo o hija adolescente llega a casa, la expectación suele ser enorme; por lo que no hay que precipitar la ocasión. Hasta que las cosas no están bien claras entre los dos, los puntos de vista familiares suelen ser muy incómodos y parecen poco objetivos.

Punto vista de la antropología

La psicología evolucionista clásica admite que los celos son un fenómeno universal propio de la especie humana, con diferencias debidas al género de la persona basándose en el supuesto de la especia ha vivido siempre en contextos de emparejamientos monogámicos, certeza sobre la paternidad y dependencia material y simbólica (alimentación, seguridad, estatus) de la mujer con respecto al varón. Así, los celos de las mujeres deberían estar motivados por la «infidelidad» emocional del varón (una forma de reaccionar a la posibilidad de que el varón deje de ser su proveedor) y los celos del varón, por la «infidelidad» sexual de la mujer (una forma de reaccionar a la posibilidad de estar proveyendo a hijos que no tienen su carga genética)[5]

Van Sommers ofrece una mirada híbrida. En base al estudio de primates genéticamente cercanos a los humanos (2% de diferencia en el modelo cromosómico), que no parecen presentar comportamientos celosos, concluye que no hay un imperativo biológico para los celos y que estos son un producto meramente cultural. Pero, el hecho de que en todas las sociedades donde se dan relaciones sexuales «emocionalmente cargadas» se imponen los celos adultos y las dificultades que experimentaron individuos y grupos de nuestra sociedad que intentaron evadirlos, parecen indicar que hay raíces biológicas para los celos[6]

Existen unas pocas etnias en las que existen mecanismos sociales de minimización de los celos. En general son culturas no monogámicas en las que no se le da importancia a la paternidad biológica.

  • Pueblo Canela (Canela Ramkokamekrá y Canela Apanyekrá) en el nodeste brasileño. Segun William Crocker, hombres y mujeres debían ser generosos con sus bienes y con sus cuerpos. Entre ellos, negar pública o privadamente el deseo sexual de otro era considerado una actitud mezquina antisocial y maligna. Además se destaca que el contacto de estos pueblos con la sociedad occidental y sus artículos industrializados fue cambiando las costumbres y esto trajo aparejado deseos de posesividad sobre estos bienes y celos de los varones sobres las mujeres.[7]
  • Mosuo en el sur de China. Según Judith Stacey existen entre los mosuo normas culturales que parecen operar para suprimir la posesividad sexual. Los mosuo sienten celos y envidia pero saben que deben reprimirlos e ignorarlos en aras de mantener la armonía. Para ellos, el amante celoso es ridículo, casi como un ladrón, y la falta de generosidad, es deshonrosa.[8]

Celos en animales

Los celos en el reino animal, son comunes, se podría decir que hasta natural, hay animales que perciben algunas cosas que ni el ser humano puede, además de que se les puede confundir fácilmente. Cuando llega un nuevo animal al hogar es probable que se produzcan celos por parte de la mascota que ya se tenga. Por ello, se debe tomar el control a fin de que reine la paz. Si se nota un cierto nivel de rivalidad entre las mascotas por pasar más tiempo con el dueño, es necesario dar muestras de cariño a todos por igual respetando su espacio y su forma de actuar para que se encuentren completamente complacidas. Así, al ser una conducta social, es probable que las mascotas estén celosas con respecto a su dueño, su entorno y a la lucha que tienen por mantener su poderío o por no ser sustituidos. Entonces, es necesario educarlas de una manera correcta para que sepan cuál es el lugar que tienen en casa, de la misma manera en la que deben acostumbrarse a interactuar con otras personas y otros animales. En el caso de tener más de una mascota, se debe ser equitativo hasta para dar afecto, ellos aunque no se crea pueden sufrir mucho por esas diferencias. También hay que saber que si uno tiene varias mascotas va haber uno predominante, y es mejor dejarlo así, ellos se van arreglar bien, es mejor no intervenir en sus decisiones en determinadas circunstancias.

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