Con esta
planificación se pretenden elaborar estrategias destinadas a resolver, prevenir
o controlar los problemas que se han identificado, fijando prioridades (según
importancia), formulando objetivos (resultados que se espera obtener),
determinando las actividades para lograrlos y anotando las intervenciones que
se llevan a cabo (registros en documentación) para resolver los problemas
identificados.
Llegados
a un consenso sobre las atenciones a prestar y los tiempos de intervención
necesarios, se tratará de delimitar, por parte del equipo, qué profesionales,
cuándo y cómo trabajarán con y para la persona usuaria. Esto se plasmará en un
protocolo que establecerá también los periodos de evaluación del plan de
cuidados individualizado de cada residente, si es que no surgen cambios
fundamentales e imprevistos en su situación que obliguen a realizar
valoraciones anticipadas.
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