jueves, 8 de noviembre de 2012

Catarsis


 (del griego κάθαρσις kátharsis, purificación) es una palabra descrita en la definición de tragedia en la Poética de Aristóteles como purificación emocional, corporal, mental y espiritual. Mediante la experiencia de la compasión y el miedo (eleos y phobos), los espectadores de la tragedia experimentarían la purificación del alma de esas pasiones.

Según Aristóteles, la catarsis es la facultad de la tragedia de redimir (o "purificar") al espectador de sus propias bajas pasiones, al verlas proyectadas en los personajes de la obra, y al permitirle ver el castigo merecido e inevitable de éstas; pero sin experimentar dicho castigo él mismo. Al involucrarse en la trama, la audiencia puede experimentar dichas pasiones junto con los personajes, pero sin temor a sufrir sus verdaderos efectos. De modo que, después de presenciar la obra teatral, se entenderá mejor a sí mismo, y no repetirá la cadena de decisiones que llevaron a los personajes a su fatídico final.

En las tragedias clásicas, el motivo principal del infortunio es casi siempre la hybris, o el orgullo desmedido que hace a los mortales creerse superiores a los dioses, o que no los necesitan ni les deben honores. Dicho hybris es considerado como el más grave de los defectos, y la causa fundamental de todos los infortunios. De este modo la tragedia también alecciona y enseña al espectador respecto a los valores de la religión clásica. La catarsis es, pues, el medio por el cual los espectadores pueden evitar caer en dicho hybris.

En el psicoanálisis

Josef Breuer y Sigmund Freud, iniciadores del psicoanálisis, retomaron este concepto en sus primeros trabajos, y denominaron método catártico a la expresión o remembranza de una emoción o recuerdo reprimido durante el tratamiento, lo que generaría un "desbloqueo" súbito de dicha emoción o recuerdo, pero con un impacto duradero (y le permitiría luego al paciente, por ejemplo, entender mejor dicha emoción o evento o incluso hablar ampliamente sobre ello).


El método catártico es una técnica psicoterapéutica que tuvo aplicación en los inicios del psicoanálisis consistente en provocar un efecto terapéutico a través de la purga o descarga de afectos patógenos ligados a sucesos traumáticos a través de su evocación.[1] La técnica fue creada por Joseph Breuer y desarrollada en colaboración con Sigmund Freud a finales del siglo XIX en Viena. El término deriva del término clásico griego katharsis (καθάρσις), utilizado por Aristóteles y que significa purificación.

Antecedentes históricos


El método catártico fue usado y desarrollado por Breuer y Freud entre 1881 y 1895 como terapia contra los síntomas de las afecciones histéricas. Previamente, Jean Martin Charcot había ya intentado demostrar, a través de la aplicación de la hipnosis, que estas alteraciones tenían una causa psíquica y no orgánica. El método y su técnica fueron ilustrados por los dos autores en su tratado clínico Estudios sobre la histeria, publicado en 1895, donde se explica que fue Breuer el primero que lo utilizó en una terapia con una paciente histérica llamada Bertha Pappenheim (Anna O.) en 1881 y 1882. Anna O. ha pasado a los anales de la historia del psicoanálisis como un caso paradigmático, debido a la extravagante y sorprendente variedad de síntomas que presentaba. La desaparición de estos síntomas con la ayuda de esta terapia se sigue analizando en la actualidad. Fue la propia Pappenheim quien denominó la terapia limpieza de chimenea o cura del habla, aludiendo al efecto de limpieza y liberación del ánimo de la suciedad que la bloqueaba.[2]

Con Joseph Breuer desarrolló el método catártico. Paulatinamente, reemplazó tanto la sugestión hipnótica como el método catártico por la asociación libre y la interpretación de los sueños. De igual modo, la búsqueda inicial centrada en la rememoración de los traumas psicógenos como productores de síntomas, fue abriendo paso al desarrollo de una teoría etiológica de las neurosis más diferenciada. Todo esto se convirtió en el punto de partida del psicoanálisis, al que se dedicó ininterrumpidamente el resto de su vida.

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