miércoles, 5 de diciembre de 2012

Tener opiniones distintas no es un indicio de disfunción de pareja



Las crisis siempre se asocian con discusiones importantes y frecuentes, pero, según José Antonio Ríos, tener opiniones distintas no es un indicio de disfunción de pareja.

Es más, según el terapeuta, 'la pareja que coincide en todo puede terminar con la sensación de quedar sometido al otro'. Lo mismo ocurre al contrario: 'La que discrepa en todo se convierte en distante'. La solución es 'enriquecerse uno con la visión del otro'.

Según Ángeles Sanz Yaque, psicóloga clínica, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en parejas, 'nunca hay que mantener la esperanza de cambiar lo que piensa el otro, porque eso sólo provoca frustración'. Ella aconseja:

  Para hablar de lo que discrepamos hay que empezar por tratar aquello que compartimos.

  Si estamos en desacuerdo en algo no hay que quejarse, sino plantear alternativas con las que estaríamos de acuerdo.

  Hay que evitar la dinámica de decir a todo 'no me gusta', 'no quiero' y 'esto está mal'.

  No debe pensarse: 'Es un imbécil por opinar así'. Él o ella son así porque han aprendido una serie de patrones, que se deben a su evolución y a su educación, y que no pueden evitar.

  No hay que aguantarse y hacer como si nada pasara, porque al final eso pasa factura.

  Hay que ser conscientes de que para llegar a un acuerdo ambos deben ceder en beneficio de la pareja.

La rutina

La psicóloga Ángeles Sanz Yaque tiene claro que la monotonía es el cáncer más frecuente en una relación. Aunque considera que algunos hábitos son necesarios para convivir y organizarse, no deben establecerse leyes fijas. 'Una cosa es la costumbre de ir al cine todos los jueves y otra obligarse a hacerlo', señala.

En cualquier caso advierte que 'donde la fuerza de la costumbre tiene graves consecuencias es en el afecto, pues la rutina hace que disminuya. Por ejemplo, el beso de buenos días si se hace rutinario pierde valor, pero si se acompaña algunas veces de un abrazo, ya es otra cosa'.

  También cree que hay que desmitificar a la pareja: 'Hoy parece que la relación tiene que ser perfecta, y eso no es así. Uno puede vivir bien en pareja aunque no lo tenga todo. Hay días en que el otro te saca de quicio, y eso es normal, no por eso hay que dejarle. Hay que pedir o ir trabajando lo que uno quiere, porque todos cambiamos con el paso del tiempo'.

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