La convivencia es una forma de vida más
difícil que la vida independiente.
Las personas tendrán perspectivas distintas
sobre algunas cosas, lo cual puede dificultar el entenderse. La aparición de
discrepancias, roces e incluso conflictos se piensa que es normal y hasta
positiva. La pareja puede aprender de ellos y una vez resueltos, saldrá
fortalecida. En todo caso, esos desacuerdos no tienen por qué solventarse a
través de la violencia. Sin embargo, algunos comunicantes piensan que la gran
mayoría de las parejas, por muy buena que sea su relación, acaban viviendo
algún episodio violento.
Comentan que cuando se inicia la
convivencia, suelen producirse conflictos de adaptación que la mayor parte de
las parejas superan. Pero si transcurrido este periodo siguen arrastrándose los
desacuerdos, los problemas no son coyunturales. La relación tal vez fracasará y
pueda desembocar en la violencia. Las mujeres piensan que los conflictos que
protagonizan las parejas que conviven se reducen con el paso del tiempo: “No es lo mismo una pareja que lleva
un año, que otra que lleve veinte […]
Los conflictos no desaparecen, pero
son distintos, van siendo menos y más suaves”. En cambio, los hombres coinciden en pensar que
la convivencia en pareja se va deteriorando a lo largo de los años, que cuanto
más tiempo se conviva con una persona más episodios violentos pueden
originarse.
Sobre la incidencia de la violencia también
han surgido creencias contrapuestas. Se acierta al decir que la estimación de
los casos de violencia es menor que la real, principalmente porque las víctimas
lo ocultan ya que se sienten avergonzadas o resignadas. Señalan que algunas
víctimas incorporan la violencia en su vida de pareja como algo “normal”, dicho
lo cual, se especula sobre si la violencia está creciendo o decreciendo en las
parejas que conviven. Una parte de las informantes piensan que en la actualidad
hay más casos de maltrato doméstico y que son más graves. Los y las demás creen
que no ha aumentado y que incluso está disminuyendo. Opinan que la percepción
de que las violencias van en aumento se debe a que antes “era una cuestión de puertas adentro
que se escondía”, mientras que
ahora se hace explícita y pública. Esa mayor conciencia se debe a varios
factores, de los cuales se mencionan tres: los casos de violencia ahora son más
conocidos porque ha aumentado el número de denuncias, ya que la mujer, en otro
tiempo sometida, ha perdido el miedo y se atreve a frenar la situación. Por
otra parte, los medios de comunicación se hacen eco de los casos más graves: “No es que haya más muertes ahora
que antes, es que antes no se sabía y ahora desayunas todos los días con estas
noticias…”.
Está disminuyendo la tolerancia del
conjunto de la sociedad hacia los maltratos en el hogar. En realidad, esta
controversia no puede ser zanjada porque no existe información comparable ni
fiable que permita establecer comparaciones entre un “antes” que vaya más allá
de unos pocos años y el “ahora”.
Se mencionan dos cambios históricos:
primero que ha aumentado el número de mujeres que desarrollan conductas
agresivas e incluso violentas hacia sus parejas masculinas, pero como
normalmente no recurren a violencias físicas, no se le concede la misma
importancia. Y otra novedad en la que han reparado es que la violencia de
género ahora se da en todas las edades, incluyendo parejas muy jóvenes y gente
mayor, cuando antes era casi siempre un problema entre adultos de mediana edad.
Hay muchas parejas que se pelean sólo para tener una apasionada
reconciliación. Mientras que hay otras que viven en conflicto y, llegar a una
tregua, es casi imposible.
Son muchas las causas que llevan al odio, la tensión, enojo y angustia,
tanto así que muchas veces el término de la relación es una de las salidas más
fáciles para terminar con los constantes malos ratos.
1.- Carretes con los amigos
Dicen que esta pelea es de ella v/s él. Especialmente porque cuando
los novios salen con sus amigos solteros, las mujeres se aterran. Pero también
pasa al revés. A ellos les causa pánico que su mujer salga a bailar o a un pub
con sus amigas y sean rodeadas por machos solteros con ánimos de cacería. La
pelea es antes y después. Pero claro está que siempre hay peleas. Que el otro
salga con sus amigos va a causar sí o sí una discusión. Lo que recomiendan los
expertos en relaciones, es que si esto es causa de conflicto, la pareja trate
de organizar un carrete en común.
2.- Por el look
Generalmente los hombres critican el escote, la mini, el maquillaje,
las uñas… Si bien por respeto a ellos las mujeres optan por vestirse un poco
más “tapadas”, ellos siempre van a encontrar un pero. Lo mismo pasa al revés.
Por ejemplo, ¿qué mujer aguanta que él vaya a la casa de sus papás con el mismo
polerón que usa para dormir? Pelea segura.
3.- Por la convivencia
Puede ser el mejor y el más guapo, pero si no ayuda en las tareas
caseras, estamos en graves problemas. Vivir juntos es un paso muy importante en
una relación, aunque al mismo tiempo pone en juego el amor; la convivencia,
tarde o temprano, siempre genera algún roce en la pareja y es normal, sobre
todo si uno es mucho más ordenado y responsable que el otro.
4.- Por la ex o el ex
Siempre hay un fantasma que ronda en las relaciones. El pasado de
nuestras parejas es algo que lamentablemente no podemos cambiar, sino que
debemos aceptar. Sin embargo, siempre está el SMS que llega o el encuentro en
algún evento.
5.- Por las redes sociales
Esta es nueva. Totalmente de esta generación. Una de las principales
peleas de parejas es la actividad en las redes sociales. Uno empieza a analizar
todo contacto y amigo de la otra persona, incluso si hay algún mensaje muy
personal. ¿Quién es esa persona que puso “Me gusta” en tu estado? ¿Por qué
tienes tantas “amigas” o “amigos” en tu perfil? ¿Dónde estabas en esa foto en
la que te etiquetaron? ¿Quién es ese hombre que comenta todas tus fotos? ¿Por
qué subiste tantas fotos de las vacaciones? Sólo algunas de las preguntas….
Bueno, esperemos que después de cada una de estas peleas, haya una
buena reconciliación.
Diez consejos para reconciliarse después de una pelea.
ResponderEliminarLa reconciliación es la mejor parte de una pelea, sin duda.
(Por Veronique de Miguel, Guía de About.com)
La mejor parte de una pelea es la reconciliación. Pedir disculpas, perdonar y darse mimos y cariño que compensen el mal rato puede convertir una pelea pasada en una maravillosa y dulce excusa para demostrar amor.
1. Asegúrate de que la pelea se terminó
No puedes tener ganas de reconciliarte si todavía te da vueltas en la cabeza la causa de la discusión. Solo cuando sientas que estás en paz con el tema, puedes considerar hacer las paces. De otro modo se estropeará el momento con algún reproche.
2. Acércate a tu pareja
Dos personas que se pelean se alejan físicamente, entonces para comunicarse alzan la voz o gritan. Acércate a tu pareja y verás cómo el volumen de la conversación baja dando una inmediata sensación de cercanía y calma.
3. Mantén tu lenguaje corporal abierto
Brazos cruzados y manos cerradas indican que no quieres un diálogo. Mantén tu lenguaje corporal abierto al otro. Deja los brazos relajados, tus manos abiertas y receptivas. Mira a los ojos del otro y sonríe amablemente. Esto quiere decir que invites al otro a acercarse a ti y a permitirte que te aproximes.
4. Sin interrupciones externas
Después de la pelea hay que curar las heridas del corazón. No dejes que la televisión, la radio o una interrupción inesperada rompan con la magia de esta reconciliación necesaria. Apaga todos los artefactos y asegúrate de disponer de un buen rato a solas con tu pareja. Si hay niños en la casa pide que alguien los vigile o, en último caso, inventa algo para que estén entretenidos.
5. Pide perdón
No es momento de quedarse en silencio. Si tienes que pedir disculpas hazlo ahora, de corazón. Pedir perdón no es perder una batalla, es reconocer que una acción estuvo mal, tu pareja sabrá apreciar tu nobleza y se empezará a restablecer esa unión entre los dos.
6. Acepta sus disculpas
Del mismo modo, cuando tu pareja te pida perdón, discúlpalo sin mortificarlo, de una manera sencilla y generosa. No hay nada más humillante que sentirse “pisoteado” cuando se pide perdón. El acto de disculpar la base de la reconciliación.
7. Afecto y caricias
La pareja tiene un código de caricias, abrazos, besos y mimos que son muy necesarios y esperados después de una pelea. Una discusión hace que las dos partes de una relación se mantengan, durante un tiempo, distantes y tensas. Es muy reconfortante volver a sentir la seguridad del amor del otro en sus brazos. No escatimes besos, caricias y demostraciones de afecto, son como un bálsamo en una herida.
8. Celebrar la reconciliación
Es una muy buena idea hacer una celebración para dos. Una salida romántica a cenar, una noche de hotel o un fin de semana para dos. Evita salidas como el cine o el teatro, lo que necesita la pareja es comunicarse, estar enfocados el uno en el otro y restablecer ese cordón invisible que los hace una pareja con códigos propios.
9. Volver a encontrarse
Dentro de este marco de encuentro para los dos, volver a destacar los aspectos que te enamoraron, que admiras o que te seducen del otro es un ejercicio excelente. Seducir y ser seducido. Tómate el trabajo de hacer sentir a tu pareja que sigues vibrando cuando está presente, que estás feliz de estar a su lado y que lo eliges una vez más como compañero de vida.
10. Sexo de reconciliación
Es un clásico, sexo de reconciliación. Después de tanto mimo y tanta intensidad afectiva, después de recordar lo mucho que te gusta tu pareja y repartir besos y abrazos, es normal que sientas unas terribles ganas de sellar la reconciliación con una buena performance en la cama. Estupendo, mejor imposible. El sexo es una manera maravillosa de comunicarte en muchos planos distintos con la persona que amas. Y la reconciliación seguro que será recordada por muchos años.