miércoles, 5 de diciembre de 2012

La convivencia es una forma de vida más difícil


La convivencia es una forma de vida más difícil que la vida independiente.

Las personas tendrán perspectivas distintas sobre algunas cosas, lo cual puede dificultar el entenderse. La aparición de discrepancias, roces e incluso conflictos se piensa que es normal y hasta positiva. La pareja puede aprender de ellos y una vez resueltos, saldrá fortalecida. En todo caso, esos desacuerdos no tienen por qué solventarse a través de la violencia. Sin embargo, algunos comunicantes piensan que la gran mayoría de las parejas, por muy buena que sea su relación, acaban viviendo algún episodio violento.

Comentan que cuando se inicia la convivencia, suelen producirse conflictos de adaptación que la mayor parte de las parejas superan. Pero si transcurrido este periodo siguen arrastrándose los desacuerdos, los problemas no son coyunturales. La relación tal vez fracasará y pueda desembocar en la violencia. Las mujeres piensan que los conflictos que protagonizan las parejas que conviven se reducen con el paso del tiempo: “No es lo mismo una pareja que lleva un año, que otra que lleve veinte […]

Los conflictos no desaparecen, pero son distintos, van siendo menos y más suaves”. En cambio, los hombres coinciden en pensar que la convivencia en pareja se va deteriorando a lo largo de los años, que cuanto más tiempo se conviva con una persona más episodios violentos pueden originarse.

Sobre la incidencia de la violencia también han surgido creencias contrapuestas. Se acierta al decir que la estimación de los casos de violencia es menor que la real, principalmente porque las víctimas lo ocultan ya que se sienten avergonzadas o resignadas. Señalan que algunas víctimas incorporan la violencia en su vida de pareja como algo “normal”, dicho lo cual, se especula sobre si la violencia está creciendo o decreciendo en las parejas que conviven. Una parte de las informantes piensan que en la actualidad hay más casos de maltrato doméstico y que son más graves. Los y las demás creen que no ha aumentado y que incluso está disminuyendo. Opinan que la percepción de que las violencias van en aumento se debe a que antes “era una cuestión de puertas adentro que se escondía”, mientras que ahora se hace explícita y pública. Esa mayor conciencia se debe a varios factores, de los cuales se mencionan tres: los casos de violencia ahora son más conocidos porque ha aumentado el número de denuncias, ya que la mujer, en otro tiempo sometida, ha perdido el miedo y se atreve a frenar la situación. Por otra parte, los medios de comunicación se hacen eco de los casos más graves: “No es que haya más muertes ahora que antes, es que antes no se sabía y ahora desayunas todos los días con estas noticias…”.

Está disminuyendo la tolerancia del conjunto de la sociedad hacia los maltratos en el hogar. En realidad, esta controversia no puede ser zanjada porque no existe información comparable ni fiable que permita establecer comparaciones entre un “antes” que vaya más allá de unos pocos años y el “ahora”.

Se mencionan dos cambios históricos: primero que ha aumentado el número de mujeres que desarrollan conductas agresivas e incluso violentas hacia sus parejas masculinas, pero como normalmente no recurren a violencias físicas, no se le concede la misma importancia. Y otra novedad en la que han reparado es que la violencia de género ahora se da en todas las edades, incluyendo parejas muy jóvenes y gente mayor, cuando antes era casi siempre un problema entre adultos de mediana edad.


Hay muchas parejas que se pelean sólo para tener una apasionada reconciliación. Mientras que hay otras que viven en conflicto y, llegar a una tregua, es casi imposible.

Son muchas las causas que llevan al odio, la tensión, enojo y angustia, tanto así que muchas veces el término de la relación es una de las salidas más fáciles para terminar con los constantes malos ratos.

1.- Carretes con los amigos

Dicen que esta pelea es de ella v/s él. Especialmente porque cuando los novios salen con sus amigos solteros, las mujeres se aterran. Pero también pasa al revés. A ellos les causa pánico que su mujer salga a bailar o a un pub con sus amigas y sean rodeadas por machos solteros con ánimos de cacería. La pelea es antes y después. Pero claro está que siempre hay peleas. Que el otro salga con sus amigos va a causar sí o sí una discusión. Lo que recomiendan los expertos en relaciones, es que si esto es causa de conflicto, la pareja trate de organizar un carrete en común.

2.- Por el look

Generalmente los hombres critican el escote, la mini, el maquillaje, las uñas… Si bien por respeto a ellos las mujeres optan por vestirse un poco más “tapadas”, ellos siempre van a encontrar un pero. Lo mismo pasa al revés. Por ejemplo, ¿qué mujer aguanta que él vaya a la casa de sus papás con el mismo polerón que usa para dormir? Pelea segura.

3.- Por la convivencia

Puede ser el mejor y el más guapo, pero si no ayuda en las tareas caseras, estamos en graves problemas. Vivir juntos es un paso muy importante en una relación, aunque al mismo tiempo pone en juego el amor; la convivencia, tarde o temprano, siempre genera algún roce en la pareja y es normal, sobre todo si uno es mucho más ordenado y responsable que el otro.

4.- Por la ex o el ex

Siempre hay un fantasma que ronda en las relaciones. El pasado de nuestras parejas es algo que lamentablemente no podemos cambiar, sino que debemos aceptar. Sin embargo, siempre está el SMS que llega o el encuentro en algún evento.

5.- Por las redes sociales

Esta es nueva. Totalmente de esta generación. Una de las principales peleas de parejas es la actividad en las redes sociales. Uno empieza a analizar todo contacto y amigo de la otra persona, incluso si hay algún mensaje muy personal. ¿Quién es esa persona que puso “Me gusta” en tu estado? ¿Por qué tienes tantas “amigas” o “amigos” en tu perfil? ¿Dónde estabas en esa foto en la que te etiquetaron? ¿Quién es ese hombre que comenta todas tus fotos? ¿Por qué subiste tantas fotos de las vacaciones? Sólo algunas de las preguntas….

Bueno, esperemos que después de cada una de estas peleas, haya una buena reconciliación.

1 comentario:

  1. Diez consejos para reconciliarse después de una pelea.

    La reconciliación es la mejor parte de una pelea, sin duda.

    (Por Veronique de Miguel, Guía de About.com)

    La mejor parte de una pelea es la reconciliación. Pedir disculpas, perdonar y darse mimos y cariño que compensen el mal rato puede convertir una pelea pasada en una maravillosa y dulce excusa para demostrar amor.

    1. Asegúrate de que la pelea se terminó
    No puedes tener ganas de reconciliarte si todavía te da vueltas en la cabeza la causa de la discusión. Solo cuando sientas que estás en paz con el tema, puedes considerar hacer las paces. De otro modo se estropeará el momento con algún reproche.

    2. Acércate a tu pareja
    Dos personas que se pelean se alejan físicamente, entonces para comunicarse alzan la voz o gritan. Acércate a tu pareja y verás cómo el volumen de la conversación baja dando una inmediata sensación de cercanía y calma.

    3. Mantén tu lenguaje corporal abierto
    Brazos cruzados y manos cerradas indican que no quieres un diálogo. Mantén tu lenguaje corporal abierto al otro. Deja los brazos relajados, tus manos abiertas y receptivas. Mira a los ojos del otro y sonríe amablemente. Esto quiere decir que invites al otro a acercarse a ti y a permitirte que te aproximes.

    4. Sin interrupciones externas
    Después de la pelea hay que curar las heridas del corazón. No dejes que la televisión, la radio o una interrupción inesperada rompan con la magia de esta reconciliación necesaria. Apaga todos los artefactos y asegúrate de disponer de un buen rato a solas con tu pareja. Si hay niños en la casa pide que alguien los vigile o, en último caso, inventa algo para que estén entretenidos.

    5. Pide perdón
    No es momento de quedarse en silencio. Si tienes que pedir disculpas hazlo ahora, de corazón. Pedir perdón no es perder una batalla, es reconocer que una acción estuvo mal, tu pareja sabrá apreciar tu nobleza y se empezará a restablecer esa unión entre los dos.

    6. Acepta sus disculpas
    Del mismo modo, cuando tu pareja te pida perdón, discúlpalo sin mortificarlo, de una manera sencilla y generosa. No hay nada más humillante que sentirse “pisoteado” cuando se pide perdón. El acto de disculpar la base de la reconciliación.

    7. Afecto y caricias
    La pareja tiene un código de caricias, abrazos, besos y mimos que son muy necesarios y esperados después de una pelea. Una discusión hace que las dos partes de una relación se mantengan, durante un tiempo, distantes y tensas. Es muy reconfortante volver a sentir la seguridad del amor del otro en sus brazos. No escatimes besos, caricias y demostraciones de afecto, son como un bálsamo en una herida.

    8. Celebrar la reconciliación
    Es una muy buena idea hacer una celebración para dos. Una salida romántica a cenar, una noche de hotel o un fin de semana para dos. Evita salidas como el cine o el teatro, lo que necesita la pareja es comunicarse, estar enfocados el uno en el otro y restablecer ese cordón invisible que los hace una pareja con códigos propios.

    9. Volver a encontrarse
    Dentro de este marco de encuentro para los dos, volver a destacar los aspectos que te enamoraron, que admiras o que te seducen del otro es un ejercicio excelente. Seducir y ser seducido. Tómate el trabajo de hacer sentir a tu pareja que sigues vibrando cuando está presente, que estás feliz de estar a su lado y que lo eliges una vez más como compañero de vida.

    10. Sexo de reconciliación
    Es un clásico, sexo de reconciliación. Después de tanto mimo y tanta intensidad afectiva, después de recordar lo mucho que te gusta tu pareja y repartir besos y abrazos, es normal que sientas unas terribles ganas de sellar la reconciliación con una buena performance en la cama. Estupendo, mejor imposible. El sexo es una manera maravillosa de comunicarte en muchos planos distintos con la persona que amas. Y la reconciliación seguro que será recordada por muchos años.

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