miércoles, 5 de diciembre de 2012

La cohabitación y las percepciones


 

Si usted cohabita antes de casarse, está poniendo en peligro su futuro matrimonio. Esta es la conclusión de un informe reciente sobre la cohabitación. Las 5 millones de parejas que cohabitan en Estados Unidos viven juntas para ahorrar dinero, para probar la vida casada o para evitar la soledad. Pero la práctica puede causar un daño significativo al matrimonio.

Los sociólogos David Popenoe y Barbara Dafne Whitehead publicaron su estudio a través del Proyecto Nacional de Matrimonio de la Universidad de Rutgers. Su estudio confirma unos estudios previos acerca del peligro de la cohabitación y agrega detalles adicionales.

Hallaron que la cohabitación parece ser tan contraproducente para un matrimonio duradero que las parejas no casadas deben evitar vivir juntas, especialmente si hay hijos. Sostienen que la cohabitación es “una estructura familiar frágil'” que plantea un mayor riesgo para mujeres y niños.

Parte de la razón para el peligro es la diferencia de percepción. Por lo general, los hombres entran a la relación con menos intención de casarse que las mujeres. La consideran más como una oportunidad sexual sin los lazos de un compromiso de larga duración. Sin embargo, las mujeres suelen ver el arreglo de vivienda como un paso hacia un matrimonio final. Así que, mientras las mujeres podrán creer que van hacia el matrimonio, los hombres tienen otras ideas. Algunos hombres, en realidad, desprecian a las mujeres con quienes viven y las consideran como fáciles. Una mujer así no es su idea de un cónyuge fiel.

Las personas que viven juntas en relaciones sin compromiso probablemente no estén dispuestas a resolver problemas. Como no hay compromiso a largo plazo, es fácil dejar el acuerdo de vivienda en vigor y buscar relaciones menos díscolas con una nueva pareja.

La multiplicación por diez de la cohabitación en las últimas décadas es pasmosa. Y las razones de este crecimiento son muchas: menos tabúes contra el sexo prematrimonial, madurez sexual más avanzada, casamientos más tardíos, ingresos adecuados para vivir aparte de sus familias.

Independientemente de las razones para la cohabitación, este estudio documenta los peligros. Las parejas que conviven tienen mayores probabilidades de divorciarse que las que no lo hacen. Son menos felices y tienen un menor puntaje en los índices de bienestar, incluyendo la satisfacción sexual. Y las parejas que cohabitan a menudo son más pobres que las parejas casadas.

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