Si usted
cohabita antes de casarse, está poniendo en peligro su futuro matrimonio. Esta
es la conclusión de un informe reciente sobre la cohabitación. Las 5 millones
de parejas que cohabitan en Estados Unidos viven juntas para ahorrar dinero,
para probar la vida casada o para evitar la soledad. Pero la práctica puede
causar un daño significativo al matrimonio.
Los
sociólogos David Popenoe y Barbara Dafne Whitehead publicaron su estudio a
través del Proyecto Nacional de Matrimonio de la Universidad de Rutgers. Su
estudio confirma unos estudios previos acerca del peligro de la cohabitación y
agrega detalles adicionales.
Hallaron
que la cohabitación parece ser tan contraproducente para un matrimonio duradero
que las parejas no casadas deben evitar vivir juntas, especialmente si hay
hijos. Sostienen que la cohabitación es “una estructura familiar frágil'” que
plantea un mayor riesgo para mujeres y niños.
Parte de
la razón para el peligro es la diferencia de percepción. Por lo general, los
hombres entran a la relación con menos intención de casarse que las mujeres. La
consideran más como una oportunidad sexual sin los lazos de un compromiso de
larga duración. Sin embargo, las mujeres suelen ver el arreglo de vivienda como
un paso hacia un matrimonio final. Así que, mientras las mujeres podrán creer
que van hacia el matrimonio, los hombres tienen otras ideas. Algunos hombres,
en realidad, desprecian a las mujeres con quienes viven y las consideran como
fáciles. Una mujer así no es su idea de un cónyuge fiel.
Las personas
que viven juntas en relaciones sin compromiso probablemente no estén dispuestas
a resolver problemas. Como no hay compromiso a largo plazo, es fácil dejar el
acuerdo de vivienda en vigor y buscar relaciones menos díscolas con una nueva
pareja.
La multiplicación
por diez de la cohabitación en las últimas décadas es pasmosa. Y las razones de
este crecimiento son muchas: menos tabúes contra el sexo prematrimonial,
madurez sexual más avanzada, casamientos más tardíos, ingresos adecuados para
vivir aparte de sus familias.
Independientemente
de las razones para la cohabitación, este estudio documenta los peligros. Las
parejas que conviven tienen mayores probabilidades de divorciarse que las que
no lo hacen. Son menos felices y tienen un menor puntaje en los índices de
bienestar, incluyendo la satisfacción sexual. Y las parejas que cohabitan a
menudo son más pobres que las parejas casadas.
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