El Palacio del Buen Retiro de Madrid fue un
conjunto arquitectónico de grandes dimensiones diseñado por el arquitecto Alonso
Carbonel (h. 1590–1660) y construido por orden de Felipe IV como segunda residencia y lugar de
recreo (de ahí su nombre). Se edificó en lo que entonces era el límite oriental
de la ciudad de Madrid.
Hoy en día lo conocemos por los escasos vestigios que quedan de él y por los
jardines del mismo, que hoy conforman el Parque del Retiro.
Felipe IV tenía costumbre de hospedarse en
ocasiones en unos aposentos anexos al convento de San Jerónimo «el Real» (cerca del actual Museo
del Prado) que recibían el nombre de Cuarto Real. La razón de este
hecho podemos encontrarla en que el llamado Rey Planeta encontraba especialmente
placentero dar paseos por la finca anexa, propiedad de su valido, el Conde-Duque de Olivares.
Olivares, con intención de agradar al monarca, proyecta en 1629 y comienza en 1630 la construcción de
una serie de gabinetes y pabellones como extensión del Cuarto Real, que
acabarán conformando el Palacio del Buen Retiro. La edificación del palacio no
fue algo proyectado desde un inicio, sino que se extendió a lo largo de siete
años, hasta 1640, en
los que se fueron añadiendo anexos de manera sucesiva. Una vez estuvo
terminado, el palacio constaba de más de 20 edificaciones y dos grandes plazas
abiertas que se empleaban para festejos y actos de diversa índole. El conjunto
palaciego estaba rodeado de una gran extensión de jardines y estanques, dado el
carácter lúdico del mismo. Entre las construcciones se encontraba una de las
primeras meridiana solar construida en España.
El rey solía pasar sólo algunos días al año, generalmente en verano en
esta su segunda residencia, pero aún así se hizo una importante campaña para
dotar a este palacio de un nivel artístico y ornamental a la altura del propio Alcázar, la residencia habitual. La escasez
de pinturas antiguas en el mercado llevó a encargar extensas series a pintores
de Roma y Nápoles, lo
que requirió gestiones de embajadores y demás funcionarios al servicio de Felipe IV.
Parte de dichos cuadros subsisten en el Museo
del Prado; destacan varios paisajes de Claudio
de Lorena, Nicolas Poussin y Gaspard
Dughet, escenas bíblicas y mitológicas de Massimo
Stanzione y numerosos cuadros de la antigua Roma de Giovanni Lanfranco, entre otros autores.
Para el Salón de Reinos (hasta 2009 sede del Museo del Ejército), se encargó una serie
conmemorativa de triunfos militares españoles, a la cual aportó Velázquez
su famoso cuadro Las lanzas. Otros cuadros de la serie se deben a Zurbarán, Antonio
de Pereda, Juan Bautista Maíno y Vicente
Carducho.
Dada la premura del diseño y construcción, la construcción del palacio
fue de baja calidad, como los materiales empleados, y fue esta la causa de su
final. Durante la Guerra de la Independencia, en 1808 las tropas
francesas acantonadas en Madrid tomaron el palacio y sus anexos como cuartel. El
polvorín se colocó en los jardines y por ello se construyó un fortín, lo que
destruyó irreparablemente esta zona. Además, los edificios se deterioraron
gravemente. Tanto fue así que cuando Isabel II intentó acometer su restauración, se
vio que no se podía hacer otra cosa que demolerlo casi en su totalidad.
Palacio del Buen Retiro, hoy
El Casón del Buen Retiro.
El Salón de Reinos.
Resulta paradójico que el principal remanente de aquel complejo
palaciego en la actualidad sea el jardín, si bien el actual Parque del Retiro no tenga ya nada
que ver con el trazado y elementos originales del jardín de palacio, además de
haber visto reducida su extensión a casi la mitad.
Aparte de los jardines, quedan en pie dos partes del palacio,
actualmente en proceso de adaptación como futuras sedes complementarias del Museo
del Prado:
- El Salón de Reinos (estancia principal de
las recepciones y celebraciones del monarca), ha albergado por largo
tiempo el viejo Museo del Ejército, que se trasladó al Alcázar de Toledo en 2010. Tras el desalojo
y reforma del edificio se baraja recuperar el simbolismo del edificio.
- El Salón de Baile, que hoy conocemos
como Casón del Buen Retiro, tuvo diversos
usos y albergó desde los años 70 la colección del Museo
del Prado de arte del siglo XIX. Tras la ampliación de la sede
principal del Prado diseñada por Rafael
Moneo, estos fondos del XIX se han llevado a ella, y el Casón ha sido
reformado y adaptado como Centro de Estudios del museo.
Ambos edificios han sufrido profundas reformas respecto a su diseño
original.
No hay comentarios:
Publicar un comentario