La
verdadera obediencia debe ser sincera, atenta y rápida.
Julia es una amiga de Amparito. Cuando
su mamá le manda hacer una cosa, Julia responde:
-¡Al
momento!-Y, sin embargo, deja pasar mucho tiempo antes de hacerla. ¿Es
obediente Julia? No, porque su obediencia no es pronta.
Otra
vez su mamá le pide un vaso de agua. La niña responde:
-‘En
seguida!-Pero lleva el agua en un vaso sucio porque está pensando en sus
juguetes. ¿Ha sido Julia obediente esta vez? Sólo a medias, porque su
obediencia no fue atenta.
Está
cantando Julia, y su mamá le manda que calle. Lo hace pero al cabo de un
momento vuelve a cantar. ¿Es obediente? De ningún modo, porque no hay en ella
deseo sincero de complacer a su mamá.
No
hace nada de esto Amparito. Si le dice su mamá que haga alguna cosa,
responde:-¡En seguida, mamita!- y procura hacer pronto y del mejor modo posible
lo que le ha mandado. Si la mamá le dice que no haga cualquier cosa, cesa en
seguida la niña, por muy entretenida que esté, y no se muestra nunca
disgustada, porque sabe que lo que le
mandan es por su bien. El mayor gusto de
Amparito es complacer y contentar a su mamá.
Es
niña mal aconsejada, quien la obediencia no tiene sagrada. Aunque confundan tu
nobleza con sumisión, no dejes de ser bondadosa con las personas. Aunque estas
te hagan daño, siempre habrá alguien que sepa valorar estos valores y
principios de humanidad.
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