Correlación
entre la aparición del tabaquismo con la incidencia de cáncer de pulmón desde
comienzos del siglo
XX. Fuente: NIH.
Tabaquismo
La demostración de una relación positiva
entre el tabaco y la aparición del cáncer de pulmón está bien establecida,[1]
hasta el punto que casi se considera más que un factor de riesgo un factor
causal y es indiscutible por los datos acumulados estadística, clínica e
investigativamente.
Demostración estadística
Entre el 80-90% de los cánceres de pulmón
se dan en fumadores,[2]
en activo o que hayan dejado de fumar recientemente,[1]
pero no hay evidencia concreta de que el fumar esté asociado a una variedad
histológica concreta, aunque tiende a relacionarse más con el carcinoma
epidermoide y con el cáncer de células pequeñas.[3]
Estadísticamente no se relaciona con el adenocarcinoma.[3]
Los fumadores tienen un riesgo de 10 a 20
veces mayor de desarrollar cáncer de pulmón (según el número de cigarrillos
fumados al día) que los no fumadores. Es decir, hay una relación
dosis-respuesta lineal.[1]
Actualmente se usa más el índice paquetes-año como medidor de intensidad
tabáquica, obtenido a partir del número de cigarrillos fumados al día x años
fumando /20.[4]
La inhalación profunda, sobre todo si se fuma el último tercio del cigarrillo
que se quema en los labios, porque ahí es donde se acumulan más sustancias
tóxicas, predispone más al cáncer.
Cuantos más años de la vida haya fumado
una persona y sobre todo si es a una edad temprana, está más relacionado con
cáncer, ya que la dosis de cancerígenos es acumulativa.[4]
Por ejemplo, el riesgo aumenta entre 60-70 veces en un varón que fume dos
cajetillas al día durante 20 años, en comparación con el no fumador. Aunque el
abandono del tabaquismo reduce el riesgo de contraer cáncer de pulmón, no lo
reduce a los niveles de quienes nunca fumaron.[1]
El abandono del hábito tabáquico,[5]
durante 10 años reduce el riesgo hasta el nivel de los sujetos controles (no
fumadores).[6]
En los fumadores se producen alteraciones estructurales y funcionales en el epitelio
bronquial (alteración de los cilios, hiperplasia mucosa con metaplasia
escamosa, etc)[7]
que tardan años en desaparecer una vez que se ha abandonado el hábito; hasta
más de 13 años.
Otros datos estadísticos que muestran
tendencias y vínculos entre el cigarrillo y el cáncer de pulmón incluyen:
1.
Tabaquismo pasivo: el fumador pasivo es la persona que no fuma pero que respira el humo del
tabaco de los fumadores, ya sea en el hogar, en el trabajo o en lugares
públicos. El fumador pasivo presenta niveles elevados de riesgo de contraer
cáncer de pulmón, en relación al no expuesto al humo de tabaco, pero inferiores
en relación al fumador activo.[8]
Existen personas que sugieren que el riesgo de contraer cáncer de pulmón es más
elevado en los fumadores pasivos que en los fumadores activos, pero esto aún no
ha sido demostrado conclusivamente, y dista de ser probable, por la mayor
exposición del pulmón del fumador activo a los contaminantes cancerígenos del
tabaco, en relación al fumador pasivo.
2. Forma de presentación del tabaco: el fumar puros, habanos o pipa tiene casi las
mismas probabilidades de causar cáncer de pulmón que fumar cigarrillos. No hay
evidencia de que fumar cigarrillos con bajo contenido de alquitrán
reduzca el riesgo de cáncer de pulmón.[9]
Se piensa que el cigarrillo perjudica más que el tabaco de puro o pipa por tres
motivos:
1.
el pH del cigarrillo es ácido frente al alcalino del
puro. El pH ácido se rechaza menos por la mucosa bronquial,
la irrita menos, y por esto los cancerígenos van a estar más tiempo en contacto
con ella.
2. El papel del cigarrillo contiene alquitrán, que encierra hidrocarburos
cancerígenos.[7]
3. El tabaco suave perjudica más que el fuerte porque irrita menos la mucosa
bronquial. En esencia, el tabaco rubio perjudica más que el negro.
3. Marihuana: los cigarrillos de marihuana tienen
mucho menos alquitrán que los de tabaco. Muchas de las sustancias del tabaco
que causan cáncer también están en la marihuana.
Algunos informes médicos indican que la marihuana podría causar cáncer
de boca y de garganta con mayor frecuencia que el tabaco.
Sin embargo, debido a que la marihuana es una sustancia ilegal, no es fácil
obtener información acerca de la relación que la marihuana tiene con el cáncer
en base a fundamentos moleculares, celulares e histopatológicos.[10]
4. Grupos culturales: los grupos que defienden el
no fumar como parte de su religión, como los Santos de los Últimos Días[11]
y los adventistas del séptimo día,[12]
tienen tasas mucho menores de cáncer de pulmón y de otros cánceres asociados
con el fumar.
Asociación del tabaco con
otros cánceres: el
tabaco es el responsable del 30% de los cánceres en general y por orden de
frecuencia decreciente son: labio, lengua, suelo de la boca, faringe, laringe, esófago: 75%. Vejiga urinaria: 30 %. Páncreas:
Demostración clínica
Aunque
la tasa de mortalidad entre los hombres de países occidentales está en
declinación, la tasa de mortalidad de mujeres por cáncer de pulmón está
aumentando, debido al incremento en el número de nuevos fumadores en este
grupo.[13]
.
La principal prueba clínica procede en
gran parte de la observación de los cambios histológicos
en el epitelio respiratorio de los fumadores,[1]
donde existen en más del 90% células atípicas frente al 0,9% de los no
fumadores.
La patogenia es
la siguiente: el humo del tabaco llega a los alvéolos y allí los componentes hidrosolubles son
absorbidos por la mucosa, no siendo absorbibles los liposolubles (brea o alquitrán) que
contienen los hidrocarburos aromáticos policíclicos, los
cuales son cancerígenos en animales.[14]
La brea es fagocitada por los macrófagos
alveolares y eliminada con los mismos en el esputo, pero no todos los macrófagos
alveolares se van a eliminar en el esputo; muchos de ellos, en su recorrido hacia la glotis, se rompen
dejando la brea libre.[15]
Esta se va a depositar en la confluencia de los bronquios, sobre todo en los
más superiores y periféricos, produciendo la irritación de los mismos. La brea
irrita la mucosa
y destruye la superficie del epitelio respiratorio, obligando a la membrana
basal a aumentar su capacidad proliferativa. La membrana basal aumenta
tanto su “turn over” (hiperplasia de células basales con estratificación del
epitelio), que termina produciendo metaplasia
de las células escamosas, que evolucionará a displasia (carcinoma
in situ) y finalmente a anaplasia como carcinoma in situ y carcinoma invasor.
Demostración experimental
Aunque las pruebas experimentales han
venido en aumento en los últimos años, aún carecen de un vínculo importante; es
decir, ha sido enfocada principalmente al intento de producir cáncer en
animales de experimentación con extractos de humo de tabaco[1]
. Se han encontrado más de 1.200 sustancias, muchas de las cuales son
carcinógenos potenciales como:
1.
Iniciadores: hidrocarburos policíclicos aromáticos (alquitranes: alfabenzopireno). Interactúan
con el sistema enzimático
aril-hidrocarbono-hidroxilasa
produciendo intercambios de electrones que modifican los ácidos
nucleicos.
Factores endógenos: genética y sexo
Polimorfismos del brazo corto (superior en la
figura) del cromosoma 9 están asociadas a la aparición del
cáncer de pulmón, especialmente en fumadores.[7]
.
El cáncer de pulmón, igual que como
ocurre en otras formas de cáncer, es iniciada por activación de oncogenes e
inactivada por genes de supresión tumoral.[16]
Los oncogenes son genes que parecen hacer que un individuo sea más susceptible
de contraer cáncer. Por su parte, los protooncogenes
tienden a convertirse en oncogenes al ser expuestos a determinados
carcinógenos.[17]
1.
Sexo: en varios estudios se
ha determinado que las células del pulmón de la mujer son más sensibles de
contraer cáncer cuando se exponen al humo del tabaco.[1]
2. Antecedentes personales y familiares: si se ha padecido un cáncer de
pulmón, se tiene un mayor riesgo de contraer otro cáncer de pulmón. Los
hermanos e hijos de las personas que han tenido cáncer de pulmón pueden tener
un riesgo levemente mayor. Si el padre y el abuelo de un individuo murieron por
cáncer de pulmón, este individuo si fuma, la causa más probable de su muerte
será un cáncer de pulmón.
3. Geografía y raza: hay una variabilidad en la incidencia.
4. Factores genéticos:
1.
la existencia de un factor
genético ligado a la enzima arilhidrocarbonohidroxilasa (AHH) que es una enzima
del metabolismo
del benzopireno.
Se ha observado en algunos enfermos un incremento de la AHH, enzima que tiene la
capacidad de convertir los hidrocarburos policíclicos en sustancias altamente
cancerígenas.[4]
También se ha detectado en otros casos de déficit de vitamina A,
que al parecer tienen un efecto similar.
2. Se ha demostrado la existencia de oncogenes
activados en el tejido tumoral del cáncer de pulmón. Estos comprenden
amplificación de los oncogenes
myc en los tumores de células pequeñas, mutaciones
puntuales en regiones codificadoras de oncogenes ras en
distintas líneas celulares y activaciones mutacionales específicas del oncogen K-ras
en tumores de células no-pequeñas como los adenocarcinomas.[18]
En la actualidad se está estudiando si los incrementos o alteraciones de las proteínas
expresadas por estos genes activados juegan algún papel en la patogenia del
cáncer de pulmón.
3. La inmunidad celular o humoral
es un factor de susceptibilidad. Hasta ahora no se ha podido aclarar si la inmunodeficiencia
es anterior o secundaria a la propia neoplasia.
4. Conclusión: no se ha podido demostrar ningún factor responsable de la
susceptibilidad genética. Cada día existe más evidencia de la participación
de factores genéticos y otros biomarcadores de susceptibilidad en la
predisposición al cáncer de pulmón.[4]
Heterocigosidad en el brazo corto del cromosoma 9p
Se ha visto que esta alteración está
presente en más del 50% de los carcinomas de pulmón no microcítico. El
significado de dicha alteración todavía no se conoce, pero se sabe que los
daños a cromosomas
pueden hacer que ocurra una pérdida de
heterocigocidad. Ello puede favorecer la inactivación de genes de
inactivación tumoral.[19]
Otros tipos de polimorfismo genético están asociados al
cáncer de pulmón, como en el gen que codifica a la interleucina-1[20]
al citocromo
P450,[21]
los promotores de la apoptosis
tales como la caspasa-8,[22]
y moléculas reparadores del ADN como la XRCC1.[23]
Aquellas personas que contengan estos polimorfismos están más predispuestos a
la aparición del cáncer de pulmón como consecuencia de una o repetidas
exposiciones a carcinógenos.[7]
Riesgos industriales: trabajo y ocupaciones
Mesotelioma
maligno (flechas amarillas) con efusión pleural (asterisco amarillo). Leyenda:
1. Pulmón derecho,
2. columna vertebral,
3. Pulmón izquierdo,
4. Costillas,
5. Aorta,
6. Bazo,
7. Riñón izquierdo,
8. Riñón derecho,
9. Hígado.
1. Pulmón derecho,
2. columna vertebral,
3. Pulmón izquierdo,
4. Costillas,
5. Aorta,
6. Bazo,
7. Riñón izquierdo,
8. Riñón derecho,
9. Hígado.
Artículo
principal: Enfermedad profesional.
- Asbesto: es otro factor
de riesgo para el cáncer de pulmón. Las personas que trabajan con asbesto
tienen un riesgo mayor de padecer de cáncer de pulmón y, si además fuman,
el riesgo aumenta enormemente.[24]
Aunque el asbesto
se ha utilizado durante muchos años, los gobiernos occidentales casi han
eliminado su uso en el trabajo y en los productos para el hogar. El tipo
de cáncer de pulmón relacionado con el asbesto, el mesotelioma,
a menudo empieza en la pleura.
- Radón: el radón es un
gas radiactivo
que se produce por la desintegración natural del uranio. El radón es
invisible y no tiene sabor ni olor. Este gas puede concentrarse en los
interiores de las casas y convertirse en un posible riesgo de cáncer.[25]
Algunos trabajadores relacionados con la
industria del asbesto, arsénico, azufre, (las tres Aes) cloruro
de vinilo, hamatita, materiales radiactivos,
cromatos de níquel,
productos de carbón,
gas
mostaza, éteres de clorometilo, gasolina y
derivados del diésel, hierro, berilio, etc., considerando que el no fumador tiene una
probabilidad de 1 de padecer el cáncer de pulmón, que el fumador tiene 30 ó 40,
el trabajador de estas industrias tiene un riesgo cinco veces aún mayor.[1]
Todos los tipos de radiaciones son carcinogénicas. El uranio es
débilmente radiactivo, pero el cáncer de pulmón es cuatro veces más frecuente
entre los mineros de las minas de uranio no fumadores, que en la población
general y diez veces más frecuente entre los mineros fumadores.
Contaminación urbana y atmosférica
Artículo
principal: Contaminación atmosférica.
Es concebible que los contaminantes de la
atmósfera
(especialmente la urbana) jueguen algún papel en el incremento de la incidencia
del carcinoma broncogénico en nuestros días. El cáncer de pulmón es más
frecuente en la ciudad que en el campo (1,3-2,3 veces superior entre varones
con similar consumo de cigarrillos) debido a:
- Humos de motores de explosión (coches y vehículos de
motor en general) y sistemas de calefacción. El dióxido de sulfuro, es una de las
sustancias reductoras cancerígenas más importantes.
- Partículas de brea del pavimento de las calles.
- Partículas radiactivas.
- El gas radón natural y la radiactividad son muy
abundantes en algunas zonas geográficas.[25]
Estos cuatro factores tienen un mecanismo
de acción igual que el tabaco. Aunque la mayoría de los autores reconocen la
existencia de un pequeño factor urbano en la incidencia del cáncer de pulmón,
el principal culpable, con aplastante diferencia numérica, es el tabaco.
Cicatrización: patología bronquial previa
En más del 70% de los casos de scar
carcinoma se trata de adenocarcinomas y la interpretación patogénica supone
que la malignización sea debida a la proliferación atípica de células malignas
en el proceso de regeneración epitelial de estas lesiones, o que hayan quedado
atrapadas en el tejido de la cicatriz sustancias carcinógenas, como por ejemplo
el colesterol
en las lesiones tuberculosas antiguas; se teoriza que este atrapamiento se
podría explicar por el bloqueo linfático ocasionado por la cicatriz, con
acumulación de histocitos cargados de partículas virales o sustancias químicas.
Sin embargo, en la mayoría de estos tumores, la fibrosis es secundaria al
cáncer, en lugar de ser una lesión preexistente.
1.
Bronquitis crónica: se acepta que puede producir
cáncer de pulmón.
2. Tuberculosis:
es una irritación crónica sobre el parénquima
pulmonar que deja una cicatriz tuberculosa que favorece la aparición de cáncer
de pulmón (scar carcinoma o cáncer sobre cicatriz, sobre todo el
adenocarcinoma).
3. Bronquiectasias,
zonas de infarto pulmonar, inclusiones de cuerpos extraños, fibrosis pulmonar idiopática (el 10%
muere por cáncer broncogénico), esclerodermia
y cicatrices de otra naturaleza.
Virus
Se sabe que ciertos virus pueden causar
cáncer de pulmón en animales[26]
[27]
y evidencias recientes sugieren que tienen un potencial similar en humanos. La
relación de los virus
con el cáncer de pulmón tiene dos bases diferentes:
1.
En el ámbito experimental, se
supone una incidencia de metaplasia del epitelio bronquial producida por paramixovirus,
el Virus del Papiloma Humano,[28]
el Papovirus SV-40, el virus BK, virus JC y el citomegalovirus.[29]
2. En cuanto a la patología humana, se observa una vinculación con el
carcinoma bronquioalveolar, probablemente por alteración del ciclo
celular y la inhibición de la apoptosis,
permitiendo división celular descontrolada.
Dieta
Algunos estudios concluyen que una
alimentación con pocos alimentos de clase vegetal, podría aumentar el riesgo de
cáncer de pulmón en personas que están expuestas al humo del tabaco. Es posible
que las manzanas,
las cebollas y
otras frutas y
alimentos de origen vegetal contengan sustancias que ofrecen cierta protección
contra el cáncer de pulmón.
Se piensa que ciertas vitaminas,
sobre todo las vitaminas A y C, son protectoras de las mucosa bronquial, por su
capacidad de inactivar los radicales libres de los carcinógenos, o por su
capacidad de regular de forma precisa ciertas funciones celulares, a través de
distintos mecanismos. Sin embargo, no hay estudios que hayan podido demostrar
que el uso prolongado de mulitivitaminas reducen el riesgo de desarrollar
cáncer de pulmón.[30]
Pero se ha demostrado que el β-caroteno fue
ineficaz como quimioprevención del cáncer de pulmón y que además
dos extensos estudios,[31]
de 18000 y 29000 participantes, respectivamente, demostraron que el consumo de
beta-caroteno incrementó (en lugar de reducir) el riesgo de contraer cáncer de
pulmón (18% de media), y particularmente en el caso de los fumadores de 40 o
más cigarrillos diarios, que experimentaron un incremento en la incidencia del
42%. Desde el año 2007
no se recomienda el uso de β-caroteno como suplemento quimiopreventivo del
cáncer de pulmón en individuos con antecedentes de consumo de cigarrillos mayor
a 20 paquetes-año o con antecedentes familiares o personales de cáncer
de pulmón.[32]
Irónicamente, durante el curso de estos
estudios, el efecto carcinogénico del beta-caroteno se tradujo en un aumento de
la mortalidad por cáncer de pulmón, precisamente en quienes consumieron
beta-caroteno con la esperanza de proteger su salud. Esto sucedió
tanto en aquellos que recibieron beta-caroteno solo o combinado con vitamina A
o E. Investigaciones relacionadas a la vitamina E
muestran evidencias concluyentes que esa vitamina tomada en grandes dosis,
puede aumentar el riesgo de cáncer de pulmón, un riesgo especialmente exclusivo
entre fumadores.[30]
Los estudios especulan que el beta-caroteno, considerado tradicionalmente como
un antioxidante
podría metabolizarse a "pro-oxidante" una vez dentro del organismo
humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario