martes, 16 de octubre de 2012

Historia de Sevilla



La historia de Sevilla es la de la ciudad andaluza de Sevilla, una de las más importantes en la historia de España desde la Edad Antigua en que surge el primer núcleo identificado con la cultura tartésica y que, tras su destrucción atribuida a los cartagineses, dio paso a la ciudad romana de Hispalis (junto a la que se construyó la colonia de Itálica). Durante el reino visigodo alojó en algunas ocasiones la corte.

En Al Andalus (la España musulmana) fue primero sede de una cora y después capital de un reino de taifas, que fue incorporado a la cristiana Corona de Castilla bajo Fernando III el Santo, primero en ser enterrado en la catedral.

A partir de entonces Sevilla, repoblada por la aristocracia castellana y que como capital de reino fue una de las ciudades con voto en cortes, alojará en numerosas ocasiones la corte itinerante. La Baja Edad Media situó a la ciudad, su puerto y su activa colonia de mercaderes genoveses en una posición periférica pero importante en el comercio internacional europeo; al tiempo que sufría dramáticas convulsiones económicas demográficas y sociales (Peste Negra de 1348, revuelta antijudía de 1391).

Tras el descubrimiento de América, Sevilla se convirtió en el centro económico del Imperio español, al monopolizar el comercio transoceánico (Casa de Contratación); abriéndose una verdadera Edad de Oro de las artes y las letras. Coincidiendo con su momento más brillante (el barroco), el siglo XVII significó una decadencia económica y demográfica, al tiempo que la navegación por el Guadalquivir se dificulta cada vez más, hasta que el monopolio comercial y sus instituciones se trasladan a Cádiz.

La revitalización de la ciudad en el siglo XIX (industrialización, ferrocarril) coincide con la época romántica. El siglo XX, además de la trágica guerra civil, presenció hitos decisivos (Exposición Iberoamericana de 1929 y Exposición Universal de 1992) y su elección como capital de la autonomía andaluza.

Contenido

Prehistoria y Edad Antigua

Reproducción de un elemento pectoral del Tesoro del Carambolo, conservado en el Ayuntamiento de Sevilla.

Los orígenes del núcleo original de la ciudad se remontan al Siglo VIII a. C.,[1] y se encontraban en una isla del Guadalquivir,[2] sobre la actual calle de la Cuesta del Rosario.

Excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en 2009 en el Real Alcázar datan en el siglo VIII a.C. los restos hallados.

Los indígenas llamaban Spal o Ispal a este poblado, en el que se cruzaron influencias turdetanas (nombre que dieron los romanos a los pueblos indígenas del Valle del Guadalquivir), tartésicas (nombre que dieron los griegos al reino indígena que controlaría la zona), fenicias (los colonizadores provenientes de Fenicia), y cartaginesas (los provenientes de Cartago, colonia norteafricana fundada por los fenicios).[2]

La Sevilla primitiva recibió influencias de los comerciantes fenicios, enriqueciéndose y desarrollándose culturalmente con el aporte pacífico de éstos. Esta colonización comercial cambió drásticamente a partir del protagonismo alcanzado por los cartaginenses tras la caída de las metrópolis fenicias ante el imperio persa (siglo VI a. C.). Esta nueva fase de la colonización púnica implicaba la penetración territorial mediante la conquista militar, lo que las fuentes griegas posteriores interpretan como la destrucción de Tartessos tras una lucha a muerte con Cartago,[2] afectando a la Sevilla de la Cuesta del Rosario, siendo durante el curso de las distintas batallas cuando la ciudad sucumbió, suponiendo así el fin de la época tartésica en Sevilla.


Murallas almohades de Sevilla, cuya primera construcción data de los tiempos de Julio César como cuestor de la ciudad.

Época romana

Columnas con las estatuas de Hércules y Julio César en la Alameda de Hércules.

Las tropas romanas entran en el 206 a. C., durante la Segunda Guerra Púnica, bajo las órdenes del general Escipión y acaban con los cartagineses que habitaban y defendían la región, siendo sus sucesores en el sur peninsular. El general decidió fundar Itálica (actualmente en ruinas) en un lugar próximo sobre una colina cercana y al mismo tiempo alejado, para evitar beligerancias.

Los romanos latinizaron el nombre indígena de la ciudad ("Ispal") y la llamaron Hispalis, siendo el nombre oficial completo "Colonia Iulia Romula Hispalis". De este modo, Julio César fundó Híspalis, nombrándola Julia por su propio nombre y Rómula (Roma la Chica) por el de Roma.

Hispalim Caesar Iulius condidit, quae ex suo et Romae urbis vocabulo Iuliam Romulam nuncupavit. Hispalim autem a situ cognominata est, eo quod in solo palustri suffixis in profundo palis locata sit, ne lubrico atque instabili fundamento cederet.

Isidoro, Etimologías, XV 1, 71.

Hispalis se desarrolló como uno de los centros comerciales e industriales más importantes de Hispania, mientras que Itálica se consolidó como ciudad residencial típicamente romana en la que nacieron varios emperadores: Trajano, Adriano y, quizás, Teodosio.

Restos del acueducto de Sevilla, la tercera arcada.

Durante este período fue capital de uno de los conventos jurídicos de la Baetica, el Hispalense. Híspalis e Itálica terminaron teniendo cada una su particular característica: Híspalis como ciudad financiera, comercial e industrial hispano-romana, e Itálica como ciudad residencial, genuinamente romana.

En el año 49 a. C., Híspalis poseía muralla y foro. Considerada como una réplica de Roma, era una de las ciudades más importantes de la Bética y de Hispania. En los últimos siglos del Imperio era la undécima del mundo.[3] Hispalis era una ciudad de gran movimiento mercantil y con una importante actividad portuaria. El área alrededor de la actual Plaza de la Alfalfa constituía el punto de encuentro del cardo maximus que transcurría de norte a sur, desde la actual iglesia de Santa Catalina hasta la calle Abades y el Decumano mayor que transcurría de este a oeste desde la actual iglesia de San Esteban en la calle Águilas hasta la plaza del Salvador. En esta zona se encontraban el foro de la época imperial romana, que comprendía templos, termas edificaciones públicas y mercados.[4]

A mediados del siglo II d.C. hubo un par de intentos de invasión por parte de los moros (mauris), que fueron finalmente expulsados por arqueros romanos.

El cristianismo llegó pronto a la ciudad y en el siglo III fueron martirizadas las hermanas Santas Justa y Rufina (unas de las actuales patronas la ciudad), según la leyenda, por no querer adorar a Astarté.

Véase también: Itálica.

Edad Media

Época visigoda
San Isidoro. Cuadro de Murillo. Catedral de Sevilla.

En el siglo V la ciudad fue tomada sucesivamente por varios invasores germánicos: los vándalos de Gunderico en el año 426; los suevos gobernados por Requila en el año 441; y finalmente los visigodos, que la controlarían hasta el siglo VIII, durante un tiempo desafiados por la presencia bizantina en la costa mediterránea.

Tras la derrota ante los francos (507), el reino visigodo abandonó su antigua capital (Tolosa, al norte de los Pirineos) y fue ganando terreno a los distintos pueblos que estaban repartidos por todo el territorio hispano, trasladando la residencia real a distintas ciudades hasta que se fijó en Toledo. Durante los reinados de Amalarico, Teudis y Teudiselo, se optó por Sevilla. Este último rey fue asesinado, en un banquete, por los nobles sevillanos, episodio conocido como la cena de las velas (549). La causa es debatida, pudiendo ser un reflejo de la división de comunidades entre los hispanorromanos y los visigodos (la Bética fue un territorio con mayor proclividad a esa expresión de divergencia que el centro peninsular), o incluso una conjura de nobles visigodos.

Híspalis pasó a ser llamada Spali. Tras el corto reinado de Teudiselo, sucesor de Teudis, se eligió a Agila I en el 549. Los visigodos estaban inmersos en luchas internas cuando el emperador bizantino Justiniano I aprovechó para intentar conquistar toda Andalucía. Después de múltiples luchas y la derrota de varios líderes, los godos consiguieron hacerse con cada rincón de la región, siendo Leovigildo, en 584, el designado para reinar. En 585, su hijo Hermenegildo se conviertió al catolicismo (frente al arrianismo de reyes anteriores) y se autoproclamó rey en la ciudad, sublevándose contra su padre. Se cuenta que Leovigildo hizo cambiar el curso del Guadalquivir a fuerza de obstaculizar su paso para provocar la sequía a los habitantes. El antiguo cauce transcurría por la actual Alameda de Hércules. En 586, su otro hijo Recaredo accedió al trono y con él Sevilla pasó a disfrutar de una época de gran prosperidad. Después de la invasión musulmana de Hispania la ciudad se convirtió, junto a Córdoba, en una de las más importantes del occidente europeo.

Cristianismo

En tiempos de los visigodos destacaron dos prelados sevillanos, ambos hermanos y canonizados como santos: San Leandro y San Isidoro. San Leandro, además de una intensa labor reformadora del clero regular y secular, convirtió al catolicismo a Hermenegildo, virrey de la Bética e hijo del rey Leovigildo (arriano) contra el que inició una sublevación apoyado por la nobleza hispano-romana, tras cuyo fracaso fue ejecutado. Tras la muerte de Leovigildo, Leandro tuvo un destacado papel en el III Concilio de Toledo -589- donde el nuevo rey Recaredo se convirtió definitivamente al catolicismo con toda la nobleza visigoda. San Isidoro escribió un conjunto enciclopédico de veinte libros conocidos como Etimologías que encerraban todo el saber de la antigua cultura grecolatina (medicina, música, astronomía, teología, etc.) de gran influencia en toda la Europa medieval.[5]

Época andalusí
Taifa de Sevilla.


La Torre del Oro fue construida en el siglo XIII por orden del gobernador Abù l-Ulà.


Alcázar de Sevilla.

Musa, acompañado por su hijo Abd al-Aziz ibn Mussa, cruzó el Estrecho con un ejército de 18.000 hombres y procedió a la conquista del territorio visigodo. Ocupó Medina-Sidonia, Carmona y Sevilla, y, seguidamente, atacó Mérida, poniendo sitio a la ciudad, que resistió un año (30 de junio del 713). El príncipe musulmán Abd al-Aziz ibn Mussa, tomó Sevilla después de un largo asedio. Hasta su asesinato a manos de sus primos en el 716, Sevilla hacía las veces de capital de Al-Ándalus (el nombre que recibió la Península Ibérica como provincia del Imperio islámico). A partir de ese momento la sede de gobierno se trasladó a Córdoba con el rango de Emirato (independiente desde Abderramán I -773- y convertido en Califato con Abderramán III -929-). Sevilla sería cabeza de una cora.

Durante esta época de dominio musulmán creció enormemente la riqueza cultural de Sevilla, cuyo nombre fue arabizado como Isbilia. Se favoreció la expansión de la religión musulmana mediante concesiones a los cristianos que se convirtieran al islamismo (muladíes) y que no gozaban los que permanecieran cristianos (mozárabes). Los mozárabes llamaban a la ciudad Ixbilia, nombre que derivó en Sivilia y en el Sevilla que ha llegado a la actualidad.

Por los años 830 se construyó la mezquita de Ad-Abbas,[6] que actualmente ocupa la iglesia de El Salvador.

El 1 de octubre de 844, estando la mayor parte de la península Ibérica controlada por el Emirato de Córdoba, un grupo de aproximadamente 80 barcos vikingos, después de haber intentado saquear Asturias, Galicia y Lisboa (ciudad que consiguieron a su regreso), ascendió por el Guadalquivir hasta llegar a Sevilla, atacó la ciudad durante siete días causando un gran número de bajas humanas y haciendo numerosos rehenes con la intención de pedir rescate, -otro grupo quedó en Cádiz para saquearla-. Mientras llegaba el dinero, se quedaron esperando en la Isla Menor o Qabtîl (una de las islas del río). Entre tanto, el emir de Córdoba, Abderramán II, preparó un contingente para enfrentarse a ellos. El 11 de noviembre se entabló una batalla campal en los terrenos de Tablada. Los resultados fueron catastróficos para los invasores, que sufrieron mil bajas; cuatrocientos fueron hechos prisioneros y ejecutados, unas treinta naves fueron destruidas, siendo los rehenes liberados. Con el tiempo, el reducido número de supervivientes se convirtió al islamismo, instalándose como granjeros en la zona de Coria del Río, Carmona y Morón, dedicándose a la ganadería y producción de productos lácteos (origen de los reputados quesos sevillanos). Los vikingos realizaron varias incursiones más en los años 859, 966 y 971, pero con intenciones más diplomáticas que conquistadoras; aunque un intento de conquista en el año 971 quedó frustrado, siendo la flota vikinga totalmente aniquilada.[7]

Durante esta época de dominio musulmán creció enormemente la riqueza cultural de Sevilla, cuyo nombre fue arabizado como Ishbiliya. La ciudad dependía del Emirato y más tarde del Califato de Córdoba. Tras la caída del califato alcanzó la independencia y fue capital de uno de los reinos de taifas más poderosos, desde 1023 hasta 1091, gobernado por la familia de los abadíes. Entretanto, los cristianos se mostraban con frecuencia amenazadores entre los reinos taifas, y en el año 1063, en una de las incursiones cristianas bajo mando de Fernando I de Castilla descubrieron la débil fuerza militar que poseían dichos reinos. De este modo, sin apenas resistencia, a los pocos años el rey sevillano Al-Mutamid tuvo que comprar la paz y pagar un tributo anual, convirtiendo a Sevilla por vez primera en tributaria de Castilla.

Desde finales del siglo XI y hasta mediados del siglo XII los reinos de taifas se unificaron bajo los almorávides (de origen sahariano). Tras el hundimiento del imperio almorávide, en 1151 la ciudad fue absorbida por el Imperio almohade (de origen magrebí). Estas épocas fueron florecientes económica y artísticamente para Sevilla: se construyeron la Giralda, el Alcázar y el puente de barcas para unir Triana con Sevilla.[5]

Conquista castellana
Fernando III de Castilla.

En 1247, el rey cristiano Fernando III de Castilla y León inició la Conquista de Andalucía. Tras conquistar Jaén y Córdoba, se apoderó de las poblaciones del entorno, como Carmona, Lora del Río y Alcalá del Río, situándose el ejército en las proximidades de la ciudad. El asedio se prolongó durante quince meses. La acción decisiva se llevó a cabo, en mayo de 1248, por Ramón de Bonifaz, que remontó el Guadalquivir, rompiendo el puente que conectaba Sevilla con Triana y que permitía el abastecimiento de la ciudad a través del Aljarafe. La ciudad se rindió el 23 de noviembre de 1248.

Aunque no existía capital permanente (Burgos y Toledo se disputaban la prelación, pero la residencia real y la corte eran itinerantes), a partir de ese momento Sevilla fue una de las ciudades que con más frecuencia alojaban a la corte. El 30 de mayo de 1252 el rey Fernando III murió en el Alcázar, siendo su cuerpo el primero que se enterró en el edificio[cita requerida], antes utilizado como mezquita mayor y entonces como catedral, bajo un epitafio cuadrilingüe (latín, castellano, árabe y hebreo) que hacía honor a su apodo de Rey de las tres religiones. Fernando III el Santo fue canonizado en 1671 y su festividad, el 30 de mayo, es fiesta local de Sevilla, por ser su santo patrón.


Miniatura de las Cantigas de Santa María.

Durante el reinado de Alfonso X el Sabio, Sevilla fue una de las capitales de sus reinos, pues la capitalidad iba rotando entre las ciudades de Toledo, Murcia y Sevilla. En esta época se construyeron la Parroquia de Santa Ana en Triana, el Palacio Gótico de los Reales Alcázares y la Torre de don Fadrique. En 1253 el monarca fundó un Estudio General o Universidad, que no tuvo continuidad, por lo que la actual Universidad de Sevilla se considera fundada en 1505. Además el monarca está enterrado en la Capilla Real de la Catedral, templo donde también se encuentran las reliquias conocidas como las Tablas Alfonsíes (no confundir con el libro homónimo). También son de época alfonsí las imágenes marianas de la Virgen de los Reyes y la Virgen de la Sede. Además varias Cantigas de Santa María mencionan la ciudad y el Reino de Sevilla.[8]

Los siguientes reinados, desde el de Alfonso X el Sabio hasta el de Pedro I el Cruel fueron de habitual presencia de la corte en Sevilla. Alfonso otorgó a la ciudad su emblema (NO-madeja-DO por su fidelidad durante la rebelión de su hijo Sancho). Durante ese tiempo se emprendieron numerosas construcciones de iglesias, no así las obras de la catedral que comenzaron en 1433.

La batalla del Salado (1340) produjo la apertura del estrecho de Gibraltar al comercio naval entre el sur y el norte de Europa y una cada vez mayor presencia de comerciantes italianos y flamencos en Sevilla, punto clave para la inserción de las rutas meridionales de la Corona de Castilla en esas rutas. La Peste negra de 1348, el gran terremoto del año 1355 (que causó víctimas y graves desperfectos en numerosos edificios)[9] y las consecuencias demográficas y económicas de la crisis del siglo XIV afectaron a la ciudad de forma muy acusada. El agravamiento de los conflictos sociales encontró una vía de escape en la revuelta antijudía de 1391, suscitada por las predicaciones antisemitas del arcediano de Écija, Ferrán Martínez. La judería de Sevilla, una de las comunidades hebreas más numerosas de la Península, prácticamente desapareció a causa de los asesinatos y las conversiones masivas.[10] A partir de entonces es la comunidad conversa de los cristianos nuevos la que heredará la condición de chivo expiatorio.

Durante una estancia de los Reyes Católicos en Sevilla (1477) que, a demanda del dominico sevillano Alonso de Hojeda, se impulsó la fundación de la Inquisición española. La ciudad fue la elegida para el primer auto de fe (6 de febrero de 1481), en el que fueron quemadas vivas seis personas. Tras el descubrimiento de América la ciudad se convirtió en la capital económica del Imperio español.

Edad Moderna

Finales del siglo XV y siglo XVI

El descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492 fue muy significativo para la ciudad, que se convertiría en el puerto de salida europeo hacia América. Era una ciudad cosmopolita y universal. Sevilla ya era a finales del siglo XV uno de los principales puertos castellanos en el comercio, principalmente con Inglaterra, Flandes y Génova. La minoría islámica sufrió un duro golpe en 1502, cuando los mudéjares fueron obligados a convertirse al cristianismo, llamándose moriscos quienes lo hicieron, lográndose así la unidad religiosa como base de la unidad nacional.

El Puerto de Indias de Sevilla pasó a ser el principal puerto de enlace con América manteniendo un monopolio artificial como vía de entrada y salida de las Indias mediante un asiento otorgado por decreto real. Para su administración, los Reyes Católicos fundaron la Casa de Contratación (lo que actualmente es el Archivo de Indias), desde donde se dirigían y contrataban los viajes, controlaban las riquezas que entraban de América y, junto con la Universidad de Mercaderes, regulaban las relaciones mercantiles, científicas y judiciales con el Nuevo Mundo.[11] Esto conllevó una gran expansión urbana superando los 100.000 habitantes, convirtiéndose en la ciudad más grande de España y mejor urbanizada de la época,[cita requerida] destacando sus calles enladrilladas o empedradas.

El puerto de Indias, que en el siglo XVI albergaba un gran número de embarcaciones a lo largo del río Guadalquivir. Se observa al fondo Giralda, a la izquierda el puente de Triana y a la derecha la Torre del Oro).

Durante el siglo XVI Sevilla experimenta un gran desarrollo, es el siglo monumental por excelencia de Sevilla; porque gracias al río Guadalquivir y el puerto de Sevilla denominado en aquellos tiempos puerto de Indias impulsan el período de máximo esplendor tras el descubrimiento de América en 1492. En 1502-1503 los Reyes Católicos fundan la Casa de la Contratación (1503 ) en los Reales Alcázares -para regular las relaciones mercantiles y judiciales con América-, donde se dirigen y contratan los viajes para controlar las riquezas venidas del Nuevo Mundo.

Los más importantes edificios del centro histórico son de esta época: Catedral (terminada en 1506); Lonja, que posteriormente, Carlos III ordenó su adaptación para albergar el Archivo de Indias, Giralda (campanario y Giraldillo: 1560-1568), Ayuntamiento (1527-1564), Hospital de las Cinco Llagas (1544-1601), iglesia de la Anunciación (1565-1578), Audiencia (1595-1597), la Casa de la Moneda (1585-87) y otros edificios nuevos como la Casa Pilatos, el Palacio de las Dueñas o la Iglesia del Salvador.

Esto conllevó una gran expansión urbana superando los 100.000 habitantes, convirtiéndose en la ciudad más grande de España y mejor urbanizada de la época,[cita requerida] destacando sus calles enladrilladas o empedradas. A su vez se convertía en una metrópoli con consulados de todos los países de Europa,[cita requerida] y comerciantes venidos de todo el continente que se afincaban en Sevilla para realizar sus empresas. La ciudad llegó a ser un centro multicultural lo que ayudaría al florecimiento de las artes, en especial la arquitectura, la pintura, la escultura y la literatura, jugando así un papel importante en el Siglo de Oro español. Famosas y productivas fueron las fábricas de jabón que se constituyeron en el barrio de Triana, así como la artesanía de la seda (exportadas a toda Europa) y la cerámica, que se contaban más de cincuenta fábricas.

Gracias al mecenazgo de Catalina de Ribera se crea el Hospital de las Cinco Llagas, para reunir en una única ubicación las dependencias sanitarias existentes. También en los primeros años del siglo XVI la preocupación por contar en Sevilla con estudios superiores se plasmó en la fundación del Colegio Santa María de Jesús[12] por Maese Rodrigo Fernández de Santaella. Esta institución fue el germen de la futura Universidad de Sevilla, que, junto con la aparición de la imprenta, propició el desarrollo de un mundo literario sevillano de gran importancia. También al ser el puerto de América fue residencia de geógrafos y cartógrafos, como Américo Vespucio que fallecía en esta ciudad el 22 de febrero de 1512. El 11 de marzo de 1526 Carlos I contrae matrimonio en la ciudad con Isabel de Portugal.[13]

Siglos XVII y XVIII


Plano de la ciudad durante el siglo XVII (los edificios, exceptuando algunos monumentos, no son de aquélla época, pertenecen al siglo XXI).


Fachada principal de la Real Fábrica de Tabacos, edificio industrial sevillano del siglo XVIII.

En los siglos XVII y XVIII Sevilla cae en una profunda decadencia económica y urbana. Se sospecha que en la gran epidemia de peste de 1649 murieron aproximadamente 60.000 personas, el 46% de la población existente, pasando Sevilla de 130.000 a 70.000 habitantes.[14] [15] También en esta época el espíritu contrarreformista transforma a Sevilla en una ciudad-convento. En 1671 existían 45 monasterios de frailes y 28 conventos femeninos. Todas las órdenes importantes, franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas, se instalaron en ella. El arte barroco, a menudo religioso, florece en pintura con nombres como Valdés Leal, Murillo y Zurbarán y en escultura con Martínez Montañés y Juan de Mesa.[16] De esta época datan un gran número de iglesias y retablos así como muchas de las imágenes, pasos y costumbres de la Semana Santa sevillana.

En mayo de 1700 se aprobó la fundación de la Regia Sociedad de Filosofía y Medicina de Sevilla, la primera de España en su clase.

En 1717 la nueva administración borbónica ordenó el traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz, puerto mejor adaptado al comercio transatlántico. Sevilla pierde así una gran parte de su importancia económica y política. El terremoto de Lisboa de 1755 también se sintió en los inmuebles de la ciudad afectando incluso a la Giralda y llegando a causar 9 víctimas.

Las primeras referencias del consumo de tabaco en España se atestiguan en Sevilla. También la primera fábrica de tabacos del país se asienta en esta ciudad. Se trata de la Real Fábrica de Tabacos, cuya construcción se inicia en 1728 y que es uno de los primeros grandes proyectos de edificio industrial en la Europa moderna.[17]

Con la edición de un periódico llamado Hebdomario útil sevillano en 1758, Sevilla se convierte en la decana española de la prensa provincial.[cita requerida]

Edad Contemporánea

Plano de Sevilla en 1860.

Siglo XIX

El primer año del siglo XIX lo comenzó Sevilla con una epidemia de fiebre amarilla que abarcó toda la ciudad, en cuatro meses fulminó a un tercio de la población.

La invasión francesa también afectó a Sevilla, fueron el Mariscal Victor (duque de Bellune) con sus tropas acompañando al rey José Bonaparte (José I), quienes la ocuparon sin realizar un solo disparo el 1 de febrero de 1810 después de que fuera negociada la rendición por algunas personalidades de la ciudad ante dicho mariscal para evitar el derramamiento de sangre, a pesar de eso el sentimiento antinapoleónico era generalizado.

Se establecieron hasta el 27 de agosto de 1812, fecha en la que hubieron de retirarse por los contraataques anglo-españoles, no sin antes haber saqueado la ciudad de numerosas obras de arte por el antojadizo Mariscal Soult.

En 1815 se funda la Compañía del Guadalquivir, para intentar hacer navegable el río desde Sevilla hasta Córdoba con intenciones mercantiles y de población de zonas marismeñas que al final resultó ser un fracaso.

Desde 1825 durante el mandato de José Manuel Arjona con la colaboración del arquitecto mayor Melchor Cano, se hace patente la política urbanística en la ciudad.

En 1833 se crea la provincia administrativa de Sevilla, estaba recién proclamada Isabel II heredera del trono de España. En 1835 con la desamortización de Mendizábal se enriquecieron unos pocos mientras se perdían muchas obras artísticas a lo largo y ancho de la urbe.

Llegado el año 1841, Carlos Pickman fundó una fábrica de cerámica (que se convertiría en la más famosa de la ciudad), en uno de los monasterios que padeció la desamortización, La Cartuja. Fue una industria productiva hasta los años 1980, cuando fue trasladada al municipio de Santiponce para comenzar las obras de acondicionamiento para la celebración de la Exposición Universal de 1992.


En los años que reinó Isabel II, la clase burguesa inició una etapa constructora sin igual en la ciudad. De aquella época data el puente de Isabel II (más conocido como puente de Triana). La estancia de los duques de Montpensier en el Palacio de San Telmo hicieron parecer Sevilla como si fuera la segunda Corte del Reino. Durante este periodo se completó el alumbrado y se incrementó la pavimentación de las calles, de manera que a principios del siglo XX prácticamente todo el caso antiguo estaba embaldosado.[4]

Hacia la segunda mitad del siglo XIX la ciudad inicia una expansión apoyada en la construcción del ferrocarril y aprovechando el derribo de parte de sus murallas antiguas. La ciudad crece hacia el este y el sur, es el Ensanche decimonónico, que se completa en las primeras décadas del siglo XX con los edificios construidos con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929 (Plaza de España, Jardines de María Luisa).[18] Algunos hechos de esta época son los siguientes:[19]


Siglo XX
La Pasarela, portada de la Feria de Sevilla, a principios del siglo XX.


Etapa de la II República y Guerra Civil (1931-1939)



Mapa de los enfrentamientos en el centro de Sevilla el 18 de julio de 1936.[21]

En las Elecciones Municipales celebradas el 12 de abril de 1931 los partidos republicanos vencen en las principales ciudades españolas. En Sevilla los republicano-socialistas obtienen 57% de los votos por 39% de los Coalición Monárquica.[22] Como consecuencia, el rey Alfonso XIII toma el camino del exilio y se proclama la II República.

La Guerra Civil Española afecta de lleno a la capital andaluza, en la que ya desde febrero de 1936 se gestaba el golpe de Estado del ejército. El 18 de julio el general Queipo de Llano se hace rápidamente con el control de la 2ª División Orgánica y del centro de la ciudad. En los barrios populares como Triana y la Macarena se movilizan milicias de los sindicatos y partidos de izquierda pero Queipo los derrota mediante una combinación de armamento superior, astucia y una dura represión. Sevilla es ocupada así por los golpistas al mismo tiempo que Cádiz y Algeciras, lo que proporciona a Franco un terreno suficiente para trasladar de forma segura a su Ejército de África por aire a Andalucía. A partir de entonces Sevilla pasa a ser ciudad de retaguardia, actuando de cabeza de puente para la ocupación del resto de la península por el Ejército de África, siendo la más poblada de todas las ciudades ocupadas por el ejército faccioso. La represión en la ciudad, entre el 18 de julio de 1936 y enero de 1937, causa la muerte de 3.028 personas,[23] entre ellas el alcalde, Horacio Hermoso Araujo, y el que fuera alcalde republicano de la ciudad en 1931, José González Fernández de Labandera o el presidente de la Diputación Provincial, José Manuel Puelles de los Santos.

Etapa de la dictadura militar franquista (1939-1975)

Durante la dictadura de la etapa franquista las autoridades más poderosas de Sevilla y su provincia son la autoridad militar, encarnada en la persona que ocupa la Capitanía General de la IIª Región Militar; el Gobierno Civil, que a su vez es Jefe Provincial del Movimiento; y el arzobispo, que dirige la Diócesis de Sevilla. Los alcaldes de la ciudad durante este periodo son designados de forma directa por el ministro de la Gobernación, a propuesta la mayoría de veces de las autoridades militares, políticas y religiosas de la ciudad.

Como sucesos más significativos de esta etapa destacan entre otros, el ocurrido el 13 de marzo de 1941, cuando estalla el polvorín de Santa Bárbara, ubicado en el Cerro del Águila, destrozando las diez manzanas que lo rodeaban y causando daños a muchas más. La calle José Arpa, donde estaba el polvorín, quedó destruida, al igual que las calles Huesca, Galicia, Lisboa, Afán de Ribera y parte de Héroes de Toledo. El polvorín no era militar, sino de la Sociedad Española de Explosivos.

En 1953, en plena autarquía franquista, se inauguraron los Astilleros de Sevilla, que en la década de 1970 llegaron a tener más de 2.000 trabajadores a pesar de que la escasa profundidad del Guadalquivir dificultaba la producción de los buques de mayor calado que solicitaba el mercado.[24]

Antes de la existencia de los pantanos de regulación de la cuenca hidrográfica del Guadalquivir, la ciudad de Sevilla sufría periódicamente grandes inundaciones, pero quizás la peor de todas fueron las riadas que se produjeron en el mes de noviembre de 1961 cuando el cauce del río Tamarguillo se desbordó como consecuencia de los trescientos litros de agua por metro cuadrado que cayeron en un corto espacio de tiempo. Fueron afectados barrios enteros: La Calzada, el Cerro del Águila, San Bernardo, El Fontanal, el Tiro de Línea, la Puerta de Jerez, llegando el agua hasta la Campana. Sevilla fue declarada zona catastrófica. Fueron tantos los sevillanos que se quedaron sin hogar que, un mes más tarde, se organizó una cabalgata que partió desde Madrid: la llamada Operación Clavel, capitaneada por el popular locutor de radio Bobby Deglané[25] y que acabaría en tragedia como consecuencia de un accidente aéreo.

En 1955 se inaugura la Residencia Sanitaria Virgen del Rocío, denominada al principio como residencia García Morato. Durante esta etapa se produjo la mayor expansión urbanística de la ciudad, con la construcción de muchas barriadas, siendo el abanderado de este tipo de desarrollo urbanístico el barrio de Los Remedios, a donde se trasladó en 1973 el Real de la Feria del Prado de San Sebastián.

En la década de los años 60 se inicia la organización clandestina del sindicalismo obrero de Sevilla, en torno a Comisiones Obreras, en factorías como HYTASA, Astilleros, Hispano Aviación, etc. Varios de sus dirigentes fueron encarcelados, como Fernando Soto, Eduardo Saborido y Francisco Acosta, juzgados en el Proceso 1001 (noviembre de 1973).[26]

Etapa democrática


Vista de la ciudad desde lo alto de la Giralda.

El 3 de abril de 1979 se celebraron en toda España las primeras elecciones municipales democráticas y en Sevilla obtuvieron conejales cuatro partidos políticos diferentes: Unión de Centro Democrático (UCD) obtuvo 9 concejales, Partido Andalucista 8, Partido Socialista Obrero Español (PSOE) 8 y Partido Comunista de España (PCE) 6. Como ningún partido alcanzó mayoría suficiente para gobernar se formó una coalición de gobierno entre PSA, PSOE y PCE, que eligió como alcalde al concejal andalucista Luis Uruñuela.[27]

El 5 de noviembre de 1982, el papa Juan Pablo II llegó a Sevilla y, entre otros actos, ofició una misa ante más de medio millón de personas en el Campo de la Feria y celebró allí la beatificación de Sor Ángela de la Cruz, fundadora de la congregación de las Hermanas de la Cruz. Posteriormente visitó la ciudad de nuevo el 13 de junio de 1993, procediendo a la clausura del Congreso Eucarístico Internacional que se celebró en Sevilla.[28] De 1982 a 1996 ocupó la Presidencia del Gobierno de España el político sevillano Felipe González.

En 1992, se celebró durante seis meses la Exposición Universal de Sevilla, con motivo de la cual se mejoró considerablemente la red de infraestructuras de comunicaciones: circunvalación SE-30, construcción de autovías, nueva estación de ferrocarril Santa Justa, funcionamiento del tren de Alta Velocidad Española (AVE) Madrid-Sevilla y construcción de un nuevo aeropuerto. De esta exposición, permanecen parte de las instalaciones que fueron reconvertidas en el parque tecnológico más importante de Andalucía, Cartuja 93, el parque temático Isla Mágica, el monumental Puente del Alamillo sobre el Guadalquivir del arquitecto Santiago Calatrava y el Puente de la Barqueta.

A lo largo estos años fueron varios los atentados terroristas que ha realizado la banda terrorista ETA en Sevilla, destacando por su crueldad los asesinatos enero de 1998 del concejal del Partido Popular, Alberto Jiménez-Becerril Barrio y su esposa Ascensión García Ortiz[29] y en octubre del año 2000 del coronel médico Antonio Muñoz Cariñanos.[30] Estos asesinatos provocaron un gran dolor en la ciudad e impresionantes manifestaciones en contra del terrorismo etarra.

Siglo XXI

El siglo se inicia bajo el mandato del alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), quien ocupa el puesto de regidor desde junio de 1999 con el apoyo del PA, habiendo sido el PP el partido más votado. En 2003 volvería a ser investido alcalde, siendo esta vez el candidato más votado, en este caso con el apoyo de los ediles de Izquierda Unida. El resultado de las elecciones de mayo de 2007 revalida el pacto de progreso (PSOE-IU) superando en votos al proyecto conservador presentado por (PP-PA) quedando este último sin representación en el ayuntamiento, y obteniendo el PP el mayor número de votos de entre todos los partidos con representación en el Consistorio. De esta manera Alfredo Sánchez Monteseirín se sitúa como el primer alcalde que consigue estar 3 legislaturas en el poder por primera vez en el historia de la democracia sevillana pese a haber sido sólo en una ocasión el candidato más votado por el electorado y a las acusaciones de corrupción por financiación ilegal mediante facturas falsas.[31]

En el mes de junio de 2002 se celebró en Sevilla una cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, presidida por el entonces presidente de turno de la Unión Europea y presidente del gobierno español, José María Aznar. A esta reunión se contrapusieron una serie de actos y manifestaciones pacíficas y multitudinarias por parte de grupos de acción política alternativa y anticapitalista.

En 2003 se reinicia la construcción de la Línea 1 del Metro de Sevilla, paralizada en los años 80 al encontrarse dificultades técnicas en la excavación del subsuelo sevillano, apareciendo grietas en varios edificios históricos de la ciudad. Con un nuevo proyecto de diferente trazado al original (de enfoque menos urbano y más metropolitano), el reinicio de las obras vio culminado el intenso esfuerzo de la Sociedad Metro de Sevilla, impulsada por el andalucista Alejandro Rojas-Marcos y por el equipo de gobierno, para la consecución de un metro para Sevilla. Su inauguración supondrá un hito en la historia de las saturadas comunicaciones metropolitanas de Sevilla.

En 2004 celebra su centenario la empresa cervecera sevillana Cruzcampo, organizando numerosos actos públicos y campañas publicitarias para celebrar la efeméride. También en 2004 el diario ABC conmemora el 75º aniversario de su edición sevillana, fundada en 1929 por Don Torcuato Luca de Tena.

Durante el año 2005 se celebra el centenario del Sevilla FC y en el 2007 el del Real Betis Balompié.

En junio de 2006 deberían haber concluido las obras de la línea 1 del Metro. Sin embargo, los cambios de trazado, hallazgos arqueológicos, problemas de la tuneladora, socavones y paralizaciones de diversa índole, han motivado que la Junta de Andalucía no se marque ninguna fecha anterior al año 2008 para su inauguración, barajándose la hipótesis de su puesta en funcionamiento de forma total a principios del año 2009.

En el mes de febrero de 2007 se inicia el procedimiento de licitación de los proyectos y obras de las de las restantes líneas (2, 3 y 4) que completan la red de metro proyectada, siendo la financiación responsable de la Junta de Andalucía y Gobierno central para las líneas 2 y 3 (trazado metropolitano) y del ayuntamiento de Sevilla para la línea 4 (trazado urbano). Así mismo la red de metro se está completando con líneas de tranvías, el Metrocentro en el centro de la ciudad, el tranvía del Aljarafe, y el tranvía de Alcalá de Guadaira, todas estas líneas estarán conectadas con la línea 1 de metro, con lo que formarán una verdadera red de transporte. También destacar la potenciación de las líneas de cercanías con el cierre del anillo ferroviario, y las nuevas conexiones con el Aljarafe Norte (Sanlúcar la Mayor, etc.)

En 2007 y 2008 importantes proyectos acaparan la atención mediática: la construcción de una red de carriles-bici que llevará a Sevilla a ser la ciudad con más kilómetros de carril-bici de España, la peatonalización de la Plaza Nueva y la Avenida de la Constitución (junto a la Catedral), la puesta en funcionamiento del tranvía Metrocentro, que unirá el Prado de San Sebastián con la citada Plaza Nueva, la construcción de la Torre de Pelli para la nueva caja Cajasol, el proyecto MetroSol de la Encarnación ganador del premio internacional de arquitectura, la reformas en la Alameda de Hercules, el Puerto de las Delicias, el Acuario de las Delicias, el Muelle de Nueva York, entre otras.

Los Astilleros, tras pasar por una complicada situación financiera[32] y laboral,[33] [34] cerraron a finales de 2011.[35]

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