El texto pertenece al capítulo La razón en la filosofía, de la obra “Crepúsculo de los ídolos” (1888), de Friedrich Nietzsche, filósofo alemán de la segunda mitad del siglo XIX. Hizo una crítica a la filosofía y la religión occidental. Esta obra pertenece a la 4º época del autor, donde critica la cultura occidental denominándola como nihilismo. Otras obras son “Más allá del bien y del mal” (1886), “La genealogía de la moral” (1887) y “El anticristo” (1888).
Nietzsche nació en 1884 en Röken. Sus autores favoritos eran Platón y Esquilo en su época de estudiante. Había abandonado el cristianismo y conoció la obra principal de Schopenhauer. Realizaba visitas a la villa de Richard Wagner, por cuya música sentía una gran admiración. Su mala salud llevó a Nietzsche a renunciar a su cátedra de Basilea y durante los diez años siguientes llevó una vida errante.
Hizo una crítica a la cultura occidental mediante el nihilismo ontológico, epistemológico, antropológico y moral, además de con la <<muerte de Dios>>. Planteó también la superación del nihilismo mediante el camino hacia el <<superhombre>>.
El autor pertenece al irracionalismo y el vitalismo. Otros filósofos son Schopenhauer, quien defiende la voluntad irracional de existir, una voluntad que no necesita motivo alguno, Darwin, que propuso la teoría del evolucionismo, la lucha por la supervivencia, la selección natural y el origen del animal del ser humano, y Freud, que con el psicoanálisis descubrió la importancia del instinto, el inconsciente y la libido como explicaciones del comportamiento humano.
También hubo otros filósofos de corrientes contrarias herederas del racionalismo de Descartes y del cientificismo: el positivismo y el marxismo, de Carlos Marx, quien afirma que el fundamento de toda estructura y transformación social son las bases económicas y los modos de posesión de los bienes materiales. Dentro del positivismo encontramos a Comte, quien defendió la razón y la ciencia como únicas guías de la humanidad capaces de instaurar el orden social, Stuart Mill, que mantiene «que cada individuo tiene el derecho a actuar de acuerdo a su propia voluntad en tanto que tales acciones no perjudiquen o dañen a otros» y Spencer, quien defendía que si la evolución natural conlleva a la supervivencia del más fuerte, es preciso que los demás seres humanos ayuden a los más débiles.
Nietzsche pertenece a la segunda mitad del siglo XIX, llamado el “siglo de las revoluciones”. Después de la Revolución francesa se produjo la caída del Antiguo Régimen y el dominio de la sociedad burguesa. Con la Revolución Industrial hubo un desarrollo tecnológico nunca visto como en la luz eléctrica, el ferrocarril o el teléfono. Respecto a los nacionalismos, aparecen nuevos estados, como con la unificación alemana e italiana tras las guerra francos prusianas (este conflicto bélico resultó en realidad una guerra franco-alemana pero se aliaron a Prusia todos los Estados alemanes). Hubo un gran crecimiento demográfico. En la economía predomina el liberalismo de Adam Smith, el socialismo de Marx y los movimientos anarquistas de Bakunin.
Arte y literatura: el movimiento artístico del siglo XIX en Alemania era el romanticismo. En la literatura podemos citar a Hölderlin, quien escribió “Hyperion”. Respecto a la música podemos citar a Richard Strauss y a Richard Wagner, quien influyó mucho en Nietzsche, y una de sus obras es “Así habló Zaratustra”. En la novela de la época destacamos a Stendhal, Dostoievski y Oscar Wilde, bohemio y transgresor contra la moral. En la pintura destaca el impresionismo de Monet, Manet y Van Gohg. El impresionista intenta captar el instante, el presente de la vida, y Degas y Toulose-Lautrec se atrevieron a pintar escenas de la vida “dionisiaca”, como salas de fiesta o retratos de prostitutas.
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