Región Policial ha detectado un incremento de los conductores que toman el volante tras
consumir droga. Este 2012, los agentes ya han pillado 271 que han dado
positivo cuando se les ha hecho la prueba del drogotest. La mayoría, por hachís, marihuana o
cocaína. Los infractores son aquellos trabajadores
que toman estupefacientes para aguantar largas jornadas laborales.
Aunque el alcohol continúe encabezando las estadística de siniestralidad, solo
en un año se han doblado los conductores implicados en accidentes que han dado
positivo por drogas.
Ojos enrojecidos
Ven que tiene los ojos enrojecidos y
deciden hacerle la prueba del drogotest para descartar que se haya tomado
cualquier sustancia estupefaciente.
Sus sospechas se confirman cuando da
positivo por hachís. Los agentes le inmovilizan el vehículo con una trampa.
Como mínimo, deberán pasar ocho horas antes no pueda volver a conducir.
Coger el volante bajo los efectos de las
drogas ya supone, de entrada, perder seis puntos del carné y enfrentarse a una
multa de 500 euros. Y si además el conductor pone en riesgo la seguridad de los
otros vehículos, entonces se enfrenta a una retirada del permiso de hasta
cuatro años, ya una pena de prisión de entre tres y seis meses.
A la hora de detectarlos, ha sido clave
la introducción del llamado drogotest.
"Antes solo podías llevar al conductor al hospital para que le hicieran la
prueba: ahora, sin embargo, gracias a estos kits, no hay que desplazarse y con
un cuarto de hora se hace suficiente para ver si hay presencia de
drogas".
Mecánica del drogotest
La mecánica del drogotest -cada pack
cuesta unos 20 euros- es relativamente sencilla. Al conductor se le da un
bastón con una almohadilla, que debe impregnar de saliva. Luego, esto se pasa
por un reactivo y se derraman unas gotas sobre una placa que tiene unas rayitas.
Cada uno corresponde a un tipo de estupefaciente (cocaína, cannabis, heroína o
anfetaminas, entre otros).
Dependiendo de qué droga se haya
consumido, con la reacción química, la rayita correspondiente desaparece.
Cuando el conductor da positivo, sin embargo, no se le denuncia inmediatamente.
Se envía una muestra de saliva a analizar en el laboratorio y, cuando llegan
los resultados definitivos, entonces se pone en marcha el proceso sancionador.
A la hora de hacer un drogotest a un
conductor, los encargados intentan ir sobre seguro. "La prueba de
alcoholemia es relativamente rápida, pero para la de drogas necesitas
exactamente un cuarto de hora, por lo que esta última se hace cuando tienen
la sospecha de que el conductor puede haber consumido estupefacientes".
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