Afirmación
de que "la evidencia clínica demuestra que el cannabis no es inofensivo y
que, además, sí que produce un cuadro de adicción no exento de síndrome de
abstinencia".
"A
pesar de que forma global el consumo de cannabis parece que tiene una tendencia
a disminuir, sigue siendo la droga ilegal más consumida y sitúa a nuestro país
en una situación de desafortunado privilegio entre los países europeos".
Las elevadas cifras se sitúan principalmente entre la gente joven que, por otro
lado, no suele llegar a tratamiento lo que agrava más si cabe la situación. En
este momento, "conocemos los sistemas neurobiológicos de funcionamiento de
las sustancias relacionadas con el cannabis, sus mecanismos de acción y las
implicaciones neurofisiológicas. También, y a partir de estos conocimientos, se
puede dilucidar la verdadera utilidad terapéutica de los derivados cannábicos,
naturales o sintéticos".
Se ha
podido verificar que existen muchos cambios en la propia sustancia,
especialmente con la aparición de nuevas drogas artificiales, indetectables en
controles analíticos pero con gran capacidad tóxica. Y con patrones de consumo
y consecuencias evaluables con los instrumentos actuales y que tienden a
mejorar la intervención médica ante los consumidores problemáticos.
Se
evidencia, por otro lado, la correlación de los consumos con la patología
psiquiátrica, con especial relevancia de la psicosis, aunque no como cuadro
exclusivo. Y, por otro lado, se observa la aparición e incremento de patología
orgánica relacionada con el consumo de cannabis o de las nuevas sustancias
cannábicas, tipo spice. A nivel terapéutico, el enfoque farmacológico es
básicamente sintomatológico y no existen de momento antídotos o fármacos
específicos para trata esta adicción.
A
esta situación médica del cannabis se le debe unir la existencia de recursos
específicos, con equipos de profesionales cualificados, e interdisciplinares,
que incorporan enfoques psicológicos contrastados fundamentalmente de tipo
motivacional, adaptando la intervención al estadio de cambio en que se
encuentra el sujeto. Recursos, por otro lado, adaptados fundamentalmente a
jóvenes y adultos, en muchas ocasiones "problemáticos".
Han
de existir programas específicos que deben estar vinculados y coordinados con
el resto de servicios sociosanitarios y una gran implicación por parte de la
familia. Porque estamos ya en el momento de demanda de tratamiento por parte de
consumidores adultos de larga duración, que empiezan a constatar problemas
ocasionados por sus consumos. La sociedad científica, los profesionales y la
población en general ya tienen a su disposición la información y formación
necesaria para poner en el lugar adecuado la verificada morbilidad del cannabis.
Y, al mismo tiempo, poder incrementar la percepción del riesgo de consumo de
esta sustancia ilegal en la sociedad.
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