domingo, 2 de junio de 2013

¡La drogodependencia es una enfermedad!


Afirmación de que "la evidencia clínica demuestra que el cannabis no es inofensivo y que, además, sí que produce un cuadro de adicción no exento de síndrome de abstinencia".        

"A pesar de que forma global el consumo de cannabis parece que tiene una tendencia a disminuir, sigue siendo la droga ilegal más consumida y sitúa a nuestro país en una situación de desafortunado privilegio entre los países europeos". Las elevadas cifras se sitúan principalmente entre la gente joven que, por otro lado, no suele llegar a tratamiento lo que agrava más si cabe la situación. En este momento, "conocemos los sistemas neurobiológicos de funcionamiento de las sustancias relacionadas con el cannabis, sus mecanismos de acción y las implicaciones neurofisiológicas. También, y a partir de estos conocimientos, se puede dilucidar la verdadera utilidad terapéutica de los derivados cannábicos, naturales o sintéticos".

Se ha podido verificar que existen muchos cambios en la propia sustancia, especialmente con la aparición de nuevas drogas artificiales, indetectables en controles analíticos pero con gran capacidad tóxica. Y con patrones de consumo y consecuencias evaluables con los instrumentos actuales y que tienden a mejorar la intervención médica ante los consumidores problemáticos.

Se evidencia, por otro lado, la correlación de los consumos con la patología psiquiátrica, con especial relevancia de la psicosis, aunque no como cuadro exclusivo. Y, por otro lado, se observa la aparición e incremento de patología orgánica relacionada con el consumo de cannabis o de las nuevas sustancias cannábicas, tipo spice. A nivel terapéutico, el enfoque farmacológico es básicamente sintomatológico y no existen de momento antídotos o fármacos específicos para trata esta adicción.

A esta situación médica del cannabis se le debe unir la existencia de recursos específicos, con equipos de profesionales cualificados, e interdisciplinares, que incorporan enfoques psicológicos contrastados fundamentalmente de tipo motivacional, adaptando la intervención al estadio de cambio en que se encuentra el sujeto. Recursos, por otro lado, adaptados fundamentalmente a jóvenes y adultos, en muchas ocasiones "problemáticos".

Han de existir programas específicos que deben estar vinculados y coordinados con el resto de servicios sociosanitarios y una gran implicación por parte de la familia. Porque estamos ya en el momento de demanda de tratamiento por parte de consumidores adultos de larga duración, que empiezan a constatar problemas ocasionados por sus consumos. La sociedad científica, los profesionales y la población en general ya tienen a su disposición la información y formación necesaria para poner en el lugar adecuado la verificada morbilidad del cannabis. Y, al mismo tiempo, poder incrementar la percepción del riesgo de consumo de esta sustancia ilegal en la sociedad.
 

 


 

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