Características adicionales.
Aparte
de estos criterios básicos se pueden dar otra serie de características, que
suelen ser más variables, según los individuos, pero que pueden ser útiles a la
hora de completar el diagnóstico. Algunos de estos rasgos son:
- Vivencia paradójica
del control. Ciertos afectados necesitan sentirse controlados para intentar
hacer su propia realidad más predecible y manejable. En estos casos
incluso pueden elegir un estilo de vida basado en la subordinación a una
autoridad (cuerpo militar, culto religioso, pertenencia a una secta
Trastorno Límite de la personalidad) o la vinculación a personas abusivas
que ejercen el control a través del miedo. Otros afectados, sin embargo,
pueden tener necesidad de someter ellos mismos o bien, de acusar al
entorno de intentar subyugarlos.
- Sensibilidad
interpersonal especial: algunos poseen una habilidad asombrosa para
descubrir los puntos débiles de la gente.
- Aparente competencia
y control en algunas ocasiones, por ejemplo en el trabajo. Esta
circunstancia suele confundir a quienes les rodean, porque cuesta entender
el carácter ambivalente de sus acciones en general.
- Exigencias narcisistas.
Algunos derivan el foco de atención sobre sí mismos y pueden reaccionar a
la mayoría de las cosas basándose sólo en cómo les afectan.
- Accesos de miedo e
inseguridad previos a la consecución de un logro de cualquier tipo (por
ejemplo, dejar los estudios justo antes de graduarse, presentar una
regresión en la terapia, destruir una buena relación cuando parece que
funciona).
- Tendencia a inhibir
respuestas emocionales negativas - tristeza, ira, culpabilidad, vergüenza,
ansiedad o pánico-, especialmente aquellas asociadas al dolor y a la
pérdida.
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