Síntomas
que acompañan.
Para poder determinar que se trata de un episodio maníaco,
además del estado de ánimo irritable, anormal y expansivo, debe haber por lo
menos 3 de los siguientes síntomas que describiremos a continuación:
Aumento de
la autoestima o grandiosidad.
Lenguaje verborreico.
Fuga de ideas, distracción,
agitación psicomotora y realización excesiva de actividades placenteras.
Estado de
ánimo. Éste se caracteriza por ser anormalmente bueno, alegre y eufórico. Las
reacciones que presenta ante las diversas situaciones suelen ser exageradas y
fuera de lugar. La persona tiende a establecer relaciones interpersonales,
sexuales y laborales con excesiva confianza y de forma indiscriminada. Por
ejemplo, trata a sus compañeros de trabajo con excesiva confianza y les cuenta
todo lo que ha ocurrido con su vida sin filtrar la información en función del
interlocutor. La irritabilidad, sin embargo, es el estado de ánimo
predominante.
Autoestima.
La persona que transita por un episodio maníaco, suele tener una
autoestima exageradamente elevada. No solo suele considerarse a sí mismo como
alguien importante, sino que carece de toda autocrítica. Se siente una persona
con aptitudes únicas, que ha sido dotada de cualidades especiales. Es así, que
suele considerarse un especialista en ciertos temas que pueden ir desde crear
una obra maestra hasta cómo dirigir una organización mundial.
Insomnio.
Una de las características más notables de la personas que transcurre por un episodio
maníaco, es el descenso de la capacidad de dormir. Suele despertarse varias
veces durante la noche, o despertar antes de la hora habitual. En los casos más
graves, la persona incluso puede permanecer días sin dormir sin que esto se vea
reflejado en su conducta diaria. Este trastorno del sueño, sin embargo, no
viene acompañado de una disminución de la energía.
Lenguaje.
La persona que transcurre por un episodio maníaco suele tener un
lenguaje verborreico, difícil de interrumpir. Suele hablar sin cesar,
dificultando la comunicación, ya que el interlocutor se ve impedido de emitir
comentarios. Su discurso suele estar acompañado por una excesiva gestualidad
que acompaña cada una de las palabras que este va diciendo.
Fuga de
Ideas. Este síntoma se caracteriza por los cambios continuos de ideas, sin
previa finalización del tema anterior. Esta dificultad para mantener la
coherencia en la comunicación, refleja la dificultad interna que tiene para
organizar sus propias ideas. Los pensamientos suelen ser más que su
verbalización.
Distracción.
Tiene que ver con la extrema sensibilidad a los estímulos ambientales. Suele
distraerse fácilmente con lo que ocurre a su alrededor, presentando grandes
dificultades para discriminar entre aquellos estímulos que merecen ser
atendidos y los que no. Por ejemplo, puede estar trabajando y dejar de hacerlo
para centrar su atención en el color de su bolígrafo y, por dicho motivo, dejar
de hacer lo que estaba haciendo.
Agitación
psicomotora. Tiene
que ver con un aumento de los impulsos y comportamientos sexuales. Suele
realizar diversas actividades al mismo tiempo, sin tener en cuenta la
responsabilidad que implica asumir dichos compromisos. Al mismo tiempo, suele
relacionarse en forma indiscriminada con personas que apenas conoce sin
considerar las consecuencias que este acto puede tener. Suele tener una serie
de conductas que resultan inapropiadas, como por ejemplo, excesivas compras,
manejar de forma imprudente, inversiones poco confiables, etc.
Vida
cotidiana. Las características
anteriormente mencionadas, conducen inevitablemente a un deterioro de la vida
social, laboral y familiar. En muchos casos, es necesario la hospitalización de
la persona durante dicho período. En todos los casos, es necesario la
realización de un adecuado tratamiento, que muchas veces implica la utilización
de medicación para tratar dichos síntomas.
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