¿Por qué
somos diestros o zurdos? Parece que los expertos no lo tienen aún del todo
claro, en lo que sí están de acuerdo es en que es algo que se ve condicionado
por nuestros genes, por lo que tendríamos más posibilidades de ser zurdos si
existiesen antecedentes familiares. En realidad, no nacemos diestros o zurdos,
si no que nos vamos convirtiendo en tales en nuestra primera infancia,
influidos por esa tendencia genética y por el entorno en el que crecemos.
La lateralidad se refleja en el hecho de que uno de
los lados de nuestro cuerpo predomina sobre el otro en la realización de la
mayoría de las actividades, en especial aquellas que requieren fuerza o
habilidad. Para lograr una mayor eficacia con un mínimo de esfuerzo en todo
lo que hacemos, es preciso tener una lateralidad bien establecida. Lo ideal
es que nuestro lado dominante sea siempre el mismo para todas las actividades:
en las que interviene la mano, el pie, el ojo, el oído…
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