Cómo interpretan la información cada uno de los hemisferios.
Antes de distribuir las funciones entre los dos hemisferios es muy importante conseguir la conexión interhemisférica. Para que un hemisferio sea el director de una función, debe estar informado de la actividad del otro hemisferio. Es por esto que es muy importante haber desarrollado las vías de conexión entre ambos hemisferios. El cuerpo calloso es el haz de fibras nerviosas que comunica un hemisferio cerebral con el otro para que ambos lados del cerebro trabajen de forma conjunta y complementaria.
EL ODREN NO IPMOTRA
SGEUN UN ETSDUIO DE UNA UIVENRSDIAD IGNLSEA, NO IPMOTRA EL ODREN EN EL QUE LAS LTEARS ETSAN ERSCIATS, LA UICNA CSOA IPORMTNATE ES QUE LA PMRIREA Y LA UTLIMA LTERA ESETN ECSRITAS EN LA PSIOCION COCRRTEA. EL RSTEO PEUDEN ETSAR TTAOLMNTEE MAL Y AUN A SI PORDAS LERELO SIN POBRLEAMS. ETSO ES PQUORE NO LEMEOS CADA LTERA POR SI MSIMA, SNIO LA PAALBRA EN UN TDOO.
* En este texto vemos una prueba de cómo colaboran los dos hemisferios a la hora de leer en el caso de un buen lector sin problemas de lateralidad y con un Cuerpo Calloso bien desarrollado (recordemos que es éste el que realiza el trasvase de información de un hemisferio al otro). En la lectura de estas palabras desordenadas, el hemisferio izquierdo interpreta las letras y lee propiamente dicho, pero el derecho reconoce las palabras como un todo, como una imagen, por lo que impide que el desorden en las letras entorpezca la lectura
Niños de riesgo lateral:
A los cinco años, en el último curso de Educación Infantil, es muy importante conocer la tendencia lateral del niño para ayudarle a desarrollarla planamente.
De entre todos los signos de riesgo, pueden destacarse por su especial frecuencia y relevancia los siguientes:
- Los niños de cuatro o cinco años que no acaban de definir una mano dominante y cambian frecuentemente de mano los cubiertos, los lápices y las tijeras.
- Los que tienen problemas de atención, inquietud y conducta hiperactiva cuando trabajan sobre papel.
- Los que presentan problemas de lenguaje y de fonación, fundamentalmente, inversiones de sonidos y sílabas al hablar.
- Los que tienen una grafía inmadura (dibujos pobres, poco elaborados o desorganizados).
- Los que ordenan las cosas al revés, de derecha a izquierda (no siendo claramente zurdos).
- Los que tienen dominancias oculares mixtas, sin definir (no está claro cuál de los dos ojos es el dominante).
- Los que escriben su nombre completamente al revés, en espejo, de derecha a izquierda, invirtiendo la grafía de las letras y los números.
- O los niños que tienen un cruce lateral muy claro con dominancias de ojo o de oído distintas a las de la mano.
El riesgo es aún mayor si, además de los signos mencionados, confluye alguno de los siguientes factores:
- Partos traumáticos, en los que fue necesario utilizar fórceps, ventosa, etc.
- Asimetría craneal o facial (los dos lados del cráneo o de la cara no son simétricos), que dificultan el desarrollo de un lado del cerebro o la función de un ojo o de un oído.
- Problemas visuales, tanto si han sido tratados como si no.
- Niños con problemas de tono muscular, especialmente flácidos o muy tensos durante la primera infancia.
- Otitis persistentes que han afectado un oído más que el otro.
- Alteraciones de la psicomotricidad de base: el niño que no ha gateado, que ha utilizado andadores o el gateo colocando las piernas de forma incorrecta.
- Claras asimetrías observadas desde pequeños, como por ejemplo, el niño que parece que arrastra una pierna al andar o que siempre se coloca con la cabeza girada hacia un lado cuando mira al frente.
- El niño al que han corregido la utilización de la mano y no le han permitido utilizar la mano más espontánea.
- Los niños que han empezado a escribir prematuramente y se han acostumbrado a utilizar una mano que no es la dominante. Puede influir el hecho de que los más pequeños trabajan en mesas redondas, cara a cara. Es relativamente frecuente el caso de diestros que empiezan a escribir con la izquierda porque copian en espejo a su profesor o al compañero que tienen delante.
- Accidentes físicos, como fracturas o grandes quemaduras que afectan un lado del cuerpo, así como algunas alteraciones o disfunciones cerebrales.
- O impactos emocionales negativos intensos vividos alrededor de los tres o los cuatro años: separaciones familiares traumáticas, el nacimiento de un hermano, el cambio a una escuela a la que le costó adaptarse, etc. Los factores emocionales, también juegan un papel muy importante en todas las funciones derivadas de la actividad del Cuerpo Calloso y la construcción de la lateralidad.
En todos los casos de problemas en la lateralidad, se produce una situación de estrés. El niño se encuentra sometido a un nivel de sobreexigencia que provoca bloqueos de la función del Cuerpo Calloso. Éste no puede trasvasar la gran cantidad de información que supone leer o escribir con el hemisferio subdominante y no consigue distribuir ordenadamente la información entre un hemisferio y el otro.
*Todo niño que se salga del ritmo de la mayoría de los compañeros debe preocuparnos SIEMPRE.
Al hemisferio izquierdo se le considera el hemisferio "dominante" por su capacidad de análisis y su control sobre el lenguaje oral y escrito. El derecho queda, por tanto, como "subdominante" por ser más intuitivo, altruista y cooperacional. Simplificando las cosas, podríamos denominar al primero como el hemisferio "científico" y al segundo como el "creativo". R. W. Sperry menciona dos modos de pensar: el verbal y el no verbal, representados por el hemisferio izquierdo y el derecho respectivamente. No debemos perder de vista, sin embargo, el hecho de que ambos trabajan a la vez y que cada hemisferio por separado empobrece enormemente sus funciones.
El proceso de aprendizaje necesita esta organización jerárquica y la organización está relacionada y determinada por el proceso de desarrollo en el niño. Por tanto, es algo que podemos desarrollar mejor o peor.
Antes de distribuir las funciones entre los dos hemisferios es muy importante conseguir la conexión interhemisférica. Para que un hemisferio sea el director de una función, debe estar informado de la actividad del otro hemisferio. Es por esto que es muy importante haber desarrollado las vías de conexión entre ambos hemisferios. El cuerpo calloso es el haz de fibras nerviosas que comunica un hemisferio cerebral con el otro para que ambos lados del cerebro trabajen de forma conjunta y complementaria.
Para el correcto desarrollo del Cuerpo Calloso es necesaria la realización continuada de movimientos con patrón contralateral como es el gateo (contralateral porque el niño mueve la pierna izquierda a la vez que mueve el brazo derecho y viceversa). En este tipo de ejercicios el niño utiliza ambos lados del cuerpo en un patrón cruzado que hace que se activen constantemente ambos hemisferios y el Cuerpo Calloso que los comunica. Así comprendemos el papel tan importante que tiene el desarrollo y fases del mismo, como el gateo, en la maduración de esta estructura cerebral, que será imprescindible para realizar actividades complejas como la lectoescritura, entre otras.
La lateralidad se empieza a definir entre los tres y los cinco años y se desarrolla desde los cinco hasta los diez o doce años.
A los cinco o seis años, cuando comienza el aprendizaje de la lectura y la escritura, el niño necesita contar con unas coordenadas bien definidas y estables y un punto de partida para poder organizar la información sobre el papel, para no confundir "la" con "al", las unidades y las decenas o los conceptos anterior y posterior, añadir o quitar, etc. Cuando fallan estas coordenadas, se produce una tendencia al desorden.
El objetivo de la dominancia lateral es dirigir el sistema desde una referencia clara. Una lateraliadad mal establecida es el caso del niño ambidiestro: esto es como un coche con dos volantes y dos conductores… lleva al caos. Los dos hemisferios compiten o cooperan, el objetivo es que lleguen a colaborar.
*En esta prueba hay que decir los colores sin leer la palabra (que corresponde a un color diferente). Para realizar esta prueba, debemos inhibir la lectura que realiza el hemisferio izquierdo para decir el color de la palabra. El hemisferio izquierdo analiza las letras y lee, el derecho ve el conjunto, la imagen y distingue el color. Éste es un ejemplo de cómo compiten ambos hemisferios y cómo especialmente el hemisferio dominante (el izquierdo, el que interpreta las letras) intenta imponerse sobre la labor del hemisferio subdominante (el derecho, cuyo cometido es en este caso, reconocer el color). En los niños con problemas de lateralidad, en los que las dominancias no están claras, ambos hemisferios compiten en lugar de colaborar, por lo que, con esta prueba podemos hacernos una idea del esfuerzo que han de realizar estos niños para poder llevar a cabo actividades que son mucho más sencillas para la mayoría de sus compañeros.
EL ODREN NO IPMOTRA
SGEUN UN ETSDUIO DE UNA UIVENRSDIAD IGNLSEA, NO IPMOTRA EL ODREN EN EL QUE LAS LTEARS ETSAN ERSCIATS, LA UICNA CSOA IPORMTNATE ES QUE LA PMRIREA Y LA UTLIMA LTERA ESETN ECSRITAS EN LA PSIOCION COCRRTEA. EL RSTEO PEUDEN ETSAR TTAOLMNTEE MAL Y AUN A SI PORDAS LERELO SIN POBRLEAMS. ETSO ES PQUORE NO LEMEOS CADA LTERA POR SI MSIMA, SNIO LA PAALBRA EN UN TDOO.
* En este texto vemos una prueba de cómo colaboran los dos hemisferios a la hora de leer en el caso de un buen lector sin problemas de lateralidad y con un Cuerpo Calloso bien desarrollado (recordemos que es éste el que realiza el trasvase de información de un hemisferio al otro). En la lectura de estas palabras desordenadas, el hemisferio izquierdo interpreta las letras y lee propiamente dicho, pero el derecho reconoce las palabras como un todo, como una imagen, por lo que impide que el desorden en las letras entorpezca la lectura
Niños de riesgo lateral:
A los cinco años, en el último curso de Educación Infantil, es muy importante conocer la tendencia lateral del niño para ayudarle a desarrollarla planamente.
De entre todos los signos de riesgo, pueden destacarse por su especial frecuencia y relevancia los siguientes:
- Los niños de cuatro o cinco años que no acaban de definir una mano dominante y cambian frecuentemente de mano los cubiertos, los lápices y las tijeras.
- Los que tienen problemas de atención, inquietud y conducta hiperactiva cuando trabajan sobre papel.
- Los que presentan problemas de lenguaje y de fonación, fundamentalmente, inversiones de sonidos y sílabas al hablar.
- Los que tienen una grafía inmadura (dibujos pobres, poco elaborados o desorganizados).
- Los que ordenan las cosas al revés, de derecha a izquierda (no siendo claramente zurdos).
- Los que tienen dominancias oculares mixtas, sin definir (no está claro cuál de los dos ojos es el dominante).
- Los que escriben su nombre completamente al revés, en espejo, de derecha a izquierda, invirtiendo la grafía de las letras y los números.
- O los niños que tienen un cruce lateral muy claro con dominancias de ojo o de oído distintas a las de la mano.
El riesgo es aún mayor si, además de los signos mencionados, confluye alguno de los siguientes factores:
- Partos traumáticos, en los que fue necesario utilizar fórceps, ventosa, etc.
- Asimetría craneal o facial (los dos lados del cráneo o de la cara no son simétricos), que dificultan el desarrollo de un lado del cerebro o la función de un ojo o de un oído.
- Problemas visuales, tanto si han sido tratados como si no.
- Niños con problemas de tono muscular, especialmente flácidos o muy tensos durante la primera infancia.
- Otitis persistentes que han afectado un oído más que el otro.
- Alteraciones de la psicomotricidad de base: el niño que no ha gateado, que ha utilizado andadores o el gateo colocando las piernas de forma incorrecta.
- Claras asimetrías observadas desde pequeños, como por ejemplo, el niño que parece que arrastra una pierna al andar o que siempre se coloca con la cabeza girada hacia un lado cuando mira al frente.
- El niño al que han corregido la utilización de la mano y no le han permitido utilizar la mano más espontánea.
- Los niños que han empezado a escribir prematuramente y se han acostumbrado a utilizar una mano que no es la dominante. Puede influir el hecho de que los más pequeños trabajan en mesas redondas, cara a cara. Es relativamente frecuente el caso de diestros que empiezan a escribir con la izquierda porque copian en espejo a su profesor o al compañero que tienen delante.
- Accidentes físicos, como fracturas o grandes quemaduras que afectan un lado del cuerpo, así como algunas alteraciones o disfunciones cerebrales.
- O impactos emocionales negativos intensos vividos alrededor de los tres o los cuatro años: separaciones familiares traumáticas, el nacimiento de un hermano, el cambio a una escuela a la que le costó adaptarse, etc. Los factores emocionales, también juegan un papel muy importante en todas las funciones derivadas de la actividad del Cuerpo Calloso y la construcción de la lateralidad.
En todos los casos de problemas en la lateralidad, se produce una situación de estrés. El niño se encuentra sometido a un nivel de sobreexigencia que provoca bloqueos de la función del Cuerpo Calloso. Éste no puede trasvasar la gran cantidad de información que supone leer o escribir con el hemisferio subdominante y no consigue distribuir ordenadamente la información entre un hemisferio y el otro.
*Todo niño que se salga del ritmo de la mayoría de los compañeros debe preocuparnos SIEMPRE.
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