Dime, ¿Qué ves en mis ojos? Solo
ves el reflejo de lo que crees que ves, pero lo que hay oculto va mas halla de
tus posibilidades, es mi mundo.
Dime cariño, ¿Qué sientes con el
roce de mis manos? No es más que un simple tacto.
Dime mi niña/o, ¿Qué piensas cuando
nuestros labios se encuentran en un beso?, es solo físico, algo material…
Dime cielo, ¿Qué fin tiene decir
tus sentimientos a esta sombra sin rumbo? Lo único que conseguirás será perder
la fe.
Dime mi ángel, ¿Qué oyes cuando
te digo un te quiero? No son más que palabras que se escapan al aire como único
fin al olvido.
Dime siquiera si eres conciente
de este sentimiento que alberga mi alma, cosida, con esparadrapo por los
achaques de tan poco tiempo que llevo con ella/él.
Dime ¿Por qué?, porque yo y no
otro/a, creo que estoy perdiendo la fe en mi mismo... no creo que pueda
levantarme a besarte, no puedo acercarme como quisieras, pero tengo fe en ti,
se que algún día me sacaras de aquí.
Tal es mi fe en ti que si observas
mis ojos solo apreciaras tu imagen… pues eres tu mi único mundo. Tan fuerte es
lo que siento que con solo un roce de tus manos mi ser resurge, huyen mis
temores y calma mis dolores.
Dos Fénix fundidos en una sola llama,
fuego fatuo y descontrolado, besos de medianoche.
Lo fácil que es derrumbar el odio
y el rencor, mostrar mi autentico rostro, despejar mis sentidos y caer
desconsoladamente en tu regazo, solo con un “te quiero”.
Y si te digo te quiero en
realidad te estoy diciendo, “Niña mía/o, juro por los cielos que bendigo el día
en que te vi pasar, y bendigo el día en que tus hermosos ojos decidieran
clavarse en los míos”.
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