jueves, 29 de agosto de 2013

Parte de la vida IV-La humanidad-La Sociedad-Dos amigos-I.- Riña.


Dos camaradas, dos amiguitos, Luis y Antonio, riñeron una vez por fútiles pretextos. Sin embargo, el disgusto pudo tener consecuencias fatales.

Luis era un muchachote robusto, bien desarrollado, ágil y fuerte. Antonio tenía, aproximadamente, la edad de su amigo; pero su crecimiento había sido muy rápido, y, por esta  causa seguramente, parecía menos vigoroso. El carácter y el temperamento diferenciábanse también: vivo y displicente presentábase el segundo en todas ocasiones; manso, servicial y condescendiente, el primero. A estas virtudes de Luis debíase la buena armonía que, hasta entonces, había existido entre ambos muchachos.

El caso es que riñeron, y, al reñir, todos los defectos de Antonio se manifestaron con insoportable terquedad.

Luís lamentaba el enfado que le apartaba de su amigo, a quien seguía queriendo profundamente. Antonio, por lo contrario, no perdía ocasión para mortificarle, para escarnecerle. Dispensábale y sufría en silencio Luís la injusta persecución, con esto, Antonio se ensoberbecía.

Pero llegó a ser tan mortificante el insulto, que, cierto día en que el fatuo estaba verdaderamente insufrible, exclamó Luís perdiendo la paciencia:

-¡Mira que voy a hacerte daño!

¿Habéis visto, alguna vez, uno de esos perrazos enormes, contemplar, desdeñosamente, al diminuto falderillo que le ladra? Pues eso hizo Antonio al oír tales palabras; sólo que no fue tan noble ni tan frío como el can de que os hablo, y soltando una estrepitosa carcajada, repuso con desprecio:

-¿Quién, tú? ¡Pobre enanito! ¡Si te pongo la mano sobre la cabeza, te reduzco al tamaño de una hormiga! ¡Virgen santa! ¿Qué pasaría por el alma del humilde Luís, cegándole y encendiéndole la sangre, para que perdiera su aplomo y mansedumbre?

Cogió al engreído, y, como, según os he dicho antes, aunque más corto de talla era más forzudo y vigoroso, al primer empuje derribóle por tierra. Ciego todavía, apretóle con la rodilla en el pecho; pero viéndole impotente y débil, sintióse, de súbito, lleno de misericordia y piedad para con el vencido.

-Levántate-le dijo triste y amorosamente.-¿Te hice mal? Arregla tus ropas.

Antonio se levanto, sí; pero en vez de agradecer aquel rasgo generoso, se alejó sin contestar  palabra, avergonzado y corrido, además mordiéndose, rabiosamente, los puños.

¿Y no es verdad, amigos míos, que obró tan mal siendo soberbio y provocativo porque se creía fuerte, como dejándose arrastrar por el despecho, al verse vencido y perdonado?

Pon tu fuerza al servicio de la amistad, y no la  utilices jamás para ensañarte con el débil.

La generosidad aumenta la victoria del fuerte; y el abuso de su poder la empequeñece.

Preceptos morales:

¿Por qué riñeron Luís y Antonio?

¿Qué diferencias físicas y de carácter distinguían a ambos niños?

¿Cuál de los dos os parece más bueno? ¿Por qué?

¿Era reprensible la conducta de Antonio?

¿Cómo respondió Luís a las provocaciones de Antonio?

-En la lucha ¿demostró Luís su bondad y nobleza?

¿Qué demostró, por lo contrario, Antonio?

¿Qué preceptos debemos tener presentes?

Lenguaje:

¿Cosa fútil? ¿Lo contrario de fútil?

¿Vigoroso? ¿Lo contrario de vigoroso?

¿El temperamento?

¿Terquedad?

¿Ensoberbecerse? ¿Lo contrario de soberbio?

¿Aplomo?

¿Mansedumbre?

¿Engreído?

¿Despecho…despechado?


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