jueves, 29 de agosto de 2013

Parte de la vida IV-La humanidad-La Sociedad-Una lección elocuente.



Pues ved ahí, amigos míos, que el carpintero Facundo no había cometido ningún gran delito, y sin embargo, le llevaban preso porque, en el calor de una disputa, había proferido palabras ofensivas y desobedecido la autoridad del señor Juez.

Román, que estaba presente, no podía comprender que, por algunas palabras irrespetuosas y no acatar lo mandado por el señor Juez, encerrasen a un hombre, y más a quien, como el carpintero Facundo, era querido de todo el pueblo.

Le prenden-díjole su padre-por faltas de respeto a la autoridad. El Juez ejerce autoridad en el pueblo, como la ejerce en la escuela tu maestro, y por eso te he recomendado muchas veces que seas obediente y respetuoso con él.

-Pero el señor Juez debe ser bueno como nuestro profesor, y si Facundo le pide perdón, ya deberán soltarle en seguida ¿Verdad papá?

-No sucederá eso que tu supones, porque si tal ocurriese, la ley no sería cumplida y el prestigio de la autoridad padecería grandemente. Facundo ha sido temerario, y su irreflexión le costará algunos días de encierro en la cárcel, los gastos consiguientes y el bochorno que la falta lleva consigo.

-Pues mire usted., papá-objetó Román-el señor Juez tendrá un corazón muy duro. Si yo estuviese en su lugar, como ese hombre se arrepintiera, todo habría concluido.

-Perfectamente, hijo mío, y tu bondad me place muchísimo. Seguramente, el señor Juez sentirá en su alma que el deber le obligue a ser inflexible. Debes tener en cuenta que no es la autoridad quien castiga; es la ley, y si ésta no fuese siempre cumplida, nuestra tranquilidad, nuestras haciendas y nuestras vidas estarían a merced de la voluntad de los malvados.

El silencio del niño demostró que no se hallaba conforme con las razones expuestas por su padre; pero no transcurrió mucho tiempo sin que un hecho, que interesó a todo el pueblo, viniera a llevar el convencimiento a nuestro amigo Román.

A pocos kilómetros de distancia, el camino vecinal que une al pueblo con el lugar cercano, los robos se sucedían con frecuencia; una cuadrilla de malhechores tenía amedrentados a los habitantes de todas las cercanías.

La Guardia Civil empezó a vigilar sin descanso, y los ladrones cayeron en poder de la autoridad. Todo el pueblo vio un día cómo una pareja de la benemérita, los llevaba a la cárcel atado codo con codo.

La alegría fue general, y la tranquilidad renació en los espíritus.

Entonces el padre de Román aprovecho la oportunidad para decir a su hijo:

-La autoridad encargada del cumplimiento de la ley, ha prendo a los forajidos, y la ley los enviará a presidio. Debemos compadecer a esos delincuentes; pero no debemos desear que sus crímenes queden sin castigo. Sin el respeto y obediencia a las autoridades, éstas no podrían ejercer sus funciones ni administrar justicia ¿Te parece, ahora, si la ley debe ser cumplida?

Por deber, por necesidad y por nuestro propio interés, debemos desear el respeto a la autoridad y que las leyes sean cumplidas.

No confundamos al criminal con el delito: el primero debe inspirarnos compasión; el segundo, invencible repugnancia.

Preceptos morales:

¿Por qué prendieron al carpintero Facundo?

¿Qué creía Román? ¿Qué le objeto su padre?

¿El Juez cumplió con su deber? ¿Por qué cumplió?

¿Debemos acatar los mandatos de la autoridad?

¿Qué sucedería si las autoridades no fuesen respetadas y las leyes no fuesen cumplidas?

¿Qué hecho vino a ser una lección elocuente para Román?

¿Por qué debemos desear que las leyes sean cumplidas?

¿Debemos confundir al criminal con el delito? ¿  Que deben inspirarnos uno y otro?

Lenguaje:

¿Qué significa la palabra proferir? ¿Debemos confundir con preferir? ¿Por qué no?

¿Prestigio?

¿Prestigioso?

¿Temerario?

¿Bochorno?

¿Ser inflexible? ¿Lo contrario de inflexible?

¿Amedrentar?

¿Forajido?

¿Delincuente? ¿Lo contrario de delincuente?

¿Delito?

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